La gobernadora María Eugenia Vidal llega a las elecciones con la esperanza de poder realizar la mejor elección posible, tras haber perdido en las PASO por casi 20 puntos. Con chances prácticamente nulas de dar vuelta el resultado, en su entorno quieren capitalizar la mayor cantidad de votos posibles pensando en el futuro del vidalismo.
Esto implica colaborar para sacar buenos resultados en distritos “ganables” como Mar del Plata, Bahía Blanca o Pergamino, sumados a otros donde será voto a voto como Lanús, Tres de Febrero o La Plata sean clave. A su vez, generar legisladores y concejales propios.
En ese marco, en el tramo final de su campaña decidió provincializar sus acciones proselitistas y en el club Platense, el jueves, mostró la frase “Ahora nosotros” y abandonó los colores de Juntos por el Cambio. Acaso una muestra de lo que será el posmacrismo: Vidal intentará tener un lugar propio asegurado en la mesa de la futura oposición si no hay reelección de Mauricio Macri. Por ello, en esa foto, con una estética distinta, producto del trabajo de su jefe de ministros, Federico Salvai, y el publicista Juan Manuel “Papón” Ricchiarelli, se la ve a una Vidal autónoma y bajo el manto de un nutrido grupo de intendentes y candidatos. Ellos serán, ganen o no, la fuerza propia que intentará conservar bajo su ala pensando en el futuro.
Por lo pronto, hoy Vidal acompañará a sus dos hijas, Camila y María José, a votar en Morón junto a su ex marido, e intendente local, Ramiro Tagliaferro; y luego tendrá el clásico almuerzo familiar en la casa de Haedo de sus padres, donde su vieja habitación será reacondicionada si pierde las elecciones para habitarla un par de meses hasta que encuentre una casa nueva donde vivir.
