El clima entre el Gobierno y una parte importante de la cúpula empresaria se está tensionando cada día más, con cruces y pases de factura entre ambas partes por la escalada inflacionaria, por las señales negativas para los negocios, y especialmente desde que la Unión Industrial Argentina (UIA) nombrara esta semana a Daniel Funes de Rioja como presidente de la entidad, lo que supone una línea mucho crítica hacia determinados aspectos de la política económica oficial.
En los últlimos días, coincidiendo con la gira del presidente Alberto Fernández en Europa, acompañado por el ministro de Economía Martín Guzmán, se sucedieron conversaciones y sesiones de “zoom” entre algunos de los empresarios más importantes del país, que coinciden es la “maraña” de preocupaciones y temores que envuelve a los hombres de negocios en este momento.
Con el fuerte rebrote de la pandemia, repitieron lo que vienen reclamando hace tiempo. La advertencia apuntó al exceso de emisión monetaria, la suba del gasto no esencial, la creciente presión impositiva, y la exagerada rigidez laboral con fuerte caída de la economía y el consumo, que sigue dejando cartel de “cierre” sobre muchas empresas y actividades.
“Con subsidios y controles de precios no hay manera de salir adelante, ni se logra luchar contra la inflación. Nadie va a invertir en un país que cada vez subsidia más”, repitió uno de los directivos de la central fabril, quien admitió que el nombramiento de Funes de Rioja le dará un carácter algo más crítico a la cúpula de la UIA.
Hay que recordar que hace un mes atrás, Funes de Rioja, titular de Copal (Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios), tuvo un entredicho con Matías Kulfas, ministro de Desarollo Productivo, por la aplicación de la ley de abastecimiento.
Ante el cuestionamiento del dirigente empresario sobre la implementación de esa ley, Kulfas retrucó por los productos mellizos que sacaron las empresas alimenticias para esquivar el programa de Precios Máximos.
Unos días después quedaron en evidencia también claras diferencias entre el Ejecutivo y la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham), lo que llevó a esa entidad a emitir un comunicado de advertencia sobre las consecuencias negativas de la continuidad del programa Precios Máximos.
En esta última semana, en las conversaciones que mantuvieron hombres de la industria, de las finanzas, el comercio y los servicios, la preocupación pasó por el discurso “antiempresa” que está adoptando un sector del Gobierno con el objetivo puesto en las elecciones parlamentarias.
Desde las pymes insisten en que es insostenible la caída de la actividad en medio de la pandemia y el nivel de presión impositiva. “Las pymes están en una situación extrema, de las peores de los últimos años. Habría que reformular la política impositiva del sector porque ya se cayeron cerca de un 10% de las pymes de todo el país en el último año”, aseguró a PERFIL una fuente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
La preocupación pasa por la mayor presión fiscal que podría concretarse en las próximas semanas. La soja se ubica ya a 615 dólares la toneda, y frente a este panorama, la dirigencia agropecuaria considera que “no va a pasar mucho tiempo para que la Secretaría de Comercio aplique un aumento en las retenciones”. Por eso, los dirigentes de la Mesa de Enlace se mantienen en estado de “alerta” frente a un aumento en las retenciones a la soja, el trigo y el maíz.
Otro dirigente, en este caso cercano a la Asociación Empresaria Argentina (AEA), no ocultó el malestar de los hombres de negocios. “Hubo una etapa donde los empresarios que alzaban la voz y marcaban críticas recibían feroces operativos de la AFIP. No sería de extrañar que eso vuelva. Todo va profundizando un clima adverso para los negocios y para invetir y por eso cada día se van del país más empresas, más emprendedores”, concluyó.
La CGT se sumó a la pelea
El cosecretario general de la CGT, Carlos Acuña, disparó ayer contra los empresarios, al asegurar que hay “cuatro vivos que se llevan toda la ganancia de los que trabajan”.
“Los sectores privados siempre están llorando de que nunca les alcanza nada”, cuestionó el gremialista, que pidió “colaboración”.
En línea con la declaración del presidente Alberto Fernández al relanzar la Tarjeta Alimentar, Acuña se quejó de que “a nadie le alcanza el dinero y no hay aumento que sirva en esta inflación”. “Nosotros tenemos buena voluntad, pero no hay del otro lado la voluntad que debería”, indicó, al referirse a los empresarios.
En ese sentido, sostuvo: “Tienen que poner la voluntad de sacar el país adelante”.
Al referirse a las negociaciones salariales, señaló que los trabajadores “con ese 6 ó 7%” que pueden ganar por encima de la inflación no llevarán el dinero “a las Islas Canarias, sino que es para los gastos cotidianos”.
Además, dijo que si las paritarias le ganan al aumento de la inflación, “circula la plata y, al haber consumo, es necesaria la producción”.