POLITICA
marcos, el lider de la organizacion

En el Bajo Flores funciona una suerte de cartel porteño y los acusados están libres

En pleno debate sobre el narcotráfico, uno de los “señores de la droga” recuperó su libertad. Similitudes con los grupos colombianos o mexicanos a 15 minutos del Obelisco.

Dueño. Según la Justicia, Marcos gobierna un territorio determinado de la Villa 1-11-14. Arriba, su marca registrada para la cocaína: cintas rojas. Armas, drogas y municiones.
| Cedoc

La mayor causa de drogas que alguna vez se haya investigado en los tribunales federales descifró a la organización local más parecida a un cartel de droga. La historia y la vigencia de este grupo tira por tierra la teoría de un sector del Gobierno que niega el crecimiento del narcotráfico en el país.

En busca del tráfico y venta de paco, cocaína y marihuana, las drogas ilegales más consumidas por los argentinos, el juzgado encontró la estructura de Marco Antonio Estrada González, alias “Marcos”, líder de la banda narco que gobierna con violencia la Villa 1-11-14.
La causa comenzó cuando cayeron tres vendedores y uno comenzó a dar detalles de cómo funcionaba la estructura.

Marcos es peruano pero vive en la Argentina. Tiene tres condenas. A pesar de las pruebas que lo identifican como uno de los señores de la droga en la Capital Federal, con ramificaciones en la provincia de Buenos Aires, Paraguay y contactos aceitados en Perú y Bolivia, el Tribunal Oral Federal Número 3 le concedió un juicio abreviado y le dio seis años de prisión, cuando las penas van de cuatro a veinte años. La fiscal del juicio aceptó y no apeló. A principios de febrero, Marcos cumplió la tercera condena y recuperó su libertad.

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Otros 35 miembros de su organización también fueron juzgados por juicios abreviados y obtuvieron condenas mínimas. “Falló el sistema judicial”, se lamentó uno de los investigadores al conocer la noticia sobre la salida de Marcos del penal de Ezeiza. En la causa, aseguraron a PERFIL que, incluso desde la cárcel, Marcos dirigía el negocio. Recibía una visita por la mañana y otra por la tarde, todos los días. Siempre eran las mismas personas. Para el juzgado, repartía directivas. El dice que le llevaban ropa y comida.

La Justicia estableció que Marcos logró organizar en la Argentina la estructura más parecida a un cartel de droga. Controla un territorio determinado en donde ningún otro grupo puede operar. Lo hace a través de la violencia, de soldados armados. Según consta en la investigación judicial, la droga no es fabricada en el país. La cocaína proviene de Perú, ingresa por Bolivia, baja hasta la provincia de Buenos Aires y desde allí se distribuye a la Capital Federal. La marihuana es traída desde el Paraguay.

No necesitan dominar la ruta de la droga, ya que se mueven sin problema. Los carteles de Colombia y México toman las rutas para frenar el avance de la competencia y los enemigos. Aquí, dicen en el juzgado, se mueven sin problemas. El dominio territorial, propio del cartel, se da en el lugar de la venta de la droga, es decir en la villa, donde necesitan dominar para frenar a la competencia.

“La organización sigue activa”, confirmó a PERFIL una alta fuente del expediente. En el juzgado que lleva adelante la investigación desde 2009, aseguraron que siguen tras las pistas porque la organización está vigente, a pesar de que casi todos sus miembros, incluso su líder, fueron condenados en juicio.

Hace un mes, en un allanamiento ordenado por el juez federal Sergio Torres, se encontraron 1.200 envoltorios de droga con la marca registrada de la organización: bolsitas con cinta negra para el paco, cinta roja para la cocaína y bolsita negra para la marihuana.

La esposa de Marcos, Silvana Alejandra Salazar, también fue condenada como organizadora de la banda. Cuando fueron a detenerla, la encontraron en un country privado. Ya estaba cumpliendo una condena anterior con el beneficio de la prisión domiciliaria. La familia de Marcos asegura que es inocente y que amasó su fortuna con el alquiler de casas en la villa.

 

El ahijado del Chapo

En su edición de ayer, PERFIL contó que el Departamento de Estado norteamericano advirtió en su último informe que el negocio ilegal de la efedrina sigue vigente en la Argentina. La efedrina se prohibió en 2008, tras el triple crimen de General Rodríguez.

Además, un miembro del entorno de Sebastián Forza, uno de los argentinos asesinados, dijo que el ahijado del capo narco de México Joaquín “el Chapo” Guzmán se habría reunido con Forza en un café de Puerto Madero a mediados de 2008. Forza y sus socios buscaban hacer negocios con los mexicanos para venderles efedrina, materia prima para las metanfetaminas. El ahijado sería Dámaso “el Mini Lic.” López, un polémico miembro del cartel de Sinaloa.

El testigo aseguró que lo recuerda muy joven. En 2008, el ahijado del Chapo tenía alrededor de veinte años. Hasta el momento, no hay registro de que López haya estado en el país. Este testimonio es el único que lo sostiene.

La Justicia asegura que Forza y sus socios fueron ejecutados por la competencia local, con la que se disputaban el contacto con los mexicanos.