Una lista de interrogantes envuelven a los protagonistas de la interna oficialista en la provincia de Buenos Aires. La presidenta Cristina Kirchner reclamó una depuración de candidatos como ocurrió en la categoría de presidenciables. Pero en los papeles todavía hay cinco en carrera: Aníbal Fernández, Julián Domínguez, Sergio Berni, Fernando Espinoza y Martín Insaurralde. Los dos últimos, apoyados por el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, resisten. Berni, por ahora, nos e baja. Según los pronósticos de funcionarios y legisladores, deberían quedar en competencia el jefe de Gabinete y el presidente de la Cámara de Diputados. Los dos con sus dificultades.
El vocero de la Casa Rosada tiene alta imagen negativa. No es del 80 por ciento como pronostican algunos encuestadores, pero sin duda es elevada. El titular de la Cámara baja se enfrenta con su importante nivel de desconocimiento. Una situación que debe remontar. Para instalar un candidato nuevo hay poco tiempo: las listas cierran el 20 de junio y las primarias serán en agosto. La provincia de Buenos Aires es la llave que abre la puerta a la Casa Rosada. Se juega el futuro del proyecto kirchnerista. Es tal el desconcierto que resurgió la idea de que sea la propia presidenta, Cristina Fernández, la que se postule para suceder a Scioli. Pero la teoría es descartada por la mayoría.
Fernández tiene un 30 por ciento de intención de voto según la encuestadora Analía del Franco. Domínguez, en tanto, puede crecer si gana la interna. “A Insaurralde no lo conocía nadie y sacó 30 puntos”, analizó un hombre de su entorno. Los dos se disputan la bendición de los intendentes. El jefe de Gabinete llamó en los últimos días a varios de ellos para que aporten a su causa. Ayer, Domínguez difundió un comunicado con el respaldo del jefe comunal de Quilmes, “Barba” Gutiérrez, distrito anibalista. Se “mojan” la oreja.
Espinoza, en tanto se niegan a darse “un baño de humildad” como pidió, Cristina Kirchner.