Sandra Russo se despedirá este viernes de sus oyentes de radio Nacional. Cerrará
su etapa, tras un año de permanencia,
con un portazo: ayer dejó entrever sus diferencias con la conducción de la
emisora, cuando dijo que "no es la primera vez" que tiene "un problema en un trabajo" ni la primera
vez que no entiende "qué pasa".
La periodista, que además es panelista del oficialista
6.7.8, señaló que "a lo mejor por falencias privadas, por cuestiones mías,
yo renuncié hace mucho tiempo a que me quiera todo el mundo, por eso puedo tomar
las posiciones públicas que tomo. No estoy buscando la aprobación de todo el mundo, no me importa
ni ser equidistante ni complaciente".
La directora de la radio,
María Seoane, dijo a
Perfil.com lo que adujo la columnista de
Página/12 para abandonar su ciclo: "Planteó a la dirección que no puede continuar con el
programa porque tiene que hacer un libro muy importante; que no podía con
6.7.8, la radio y este libro. Nosotros le manifestamos que de ninguna manera se vaya del
programa, es una voz femenina muy importante”, resaltó, que junto al ex
Clarín
Vicente Muleiro
conducen los destinos de la radio pública desde
julio de 2009.
Sin embargo, fuentes de la emisora deslizaron
la posibilidad de que Russo haya reclamado un aumento de sueldo por su participación
diaria (de 12:30 a 14, de lunes a viernes) o el hecho de que haya intentado, sin éxito,
incorporar nuevos columnistas al equipo, ya de por sí numeroso. “Hay algo más importante que
mi propia suerte en determinado medio y es esto de lo que estamos hablando todos los días, el
proyecto en el que confiamos todos, el hecho de que podamos ir superando estas cosas", comentó al
aire.
Al mismo tiempo, parafraseando al presidente de Ecuador, Rafael Correa, sostuvo que "'que no
nos roben la alegría',
uno tiene que defender su propia alegría - no sólo de los adversarios - de todo el
mundo, en todos los espacios y por eso este año decido volver a casa, ponerme a escribir".
Russo ya publicó - mientras estaba en Nacional y
6.7.8 - un libro sobre la líder de la agrupación Tupac Amaru, Milagro Sala, titulado
Jallalla: la Tupac Amaru, utopía en construcción.
Perfil.com se comunicó con la periodista que, muy breve, sostuvo que no haría más
declaraciones que las que efectuó ayer en su programa: "Ya lo dije: ni censura ni persecución.
Hubo cierto destrato y tengo otro laburo que prefiero mantener. No voy a decir más
nada".
No es la primera vez que deja un espacio con escándalo mediante. En marzo de 2008, cuando la
entonces directora de Canal 7 levantó su ciclo
Déjamelo pensar, que conducía por las tardes junto a
Boy Olmi, escribió en su
blog personal:
"Rosario Lufrano me cagó. Esa es la verdad. Y yo no sé muy bien, todavía, por qué
recibí de su parte tanta pero tanta hostilidad de género. ¿Podemos hablar de este tema?", indicó.
"Me duele, me duele, no puedo evitarlo. Me duele que me hayan engañado, psicopateado, jodido. No
tengo naturalizado este estado de indefensión y de indignidad al que mucha buena gente que me
conoce y me quiere llama "la tele", "es la tele", "así es la tele". Yo les pregunto: "¿Pero así
también es la tele pública?", y ellos contestan. "La tele y la guita, la tele y el poder, así es la
tele".
Un año después firmaba con Diego Gvirtz para sumarse al programa más kirchnerista de la
televisión argentina. Desde el lunes, su lugar será ocupado por Mario Wainfeld.
(*) De la redacción de Perfil.com