Cristina Kirchner prepara su minigira al exterior después de haber recibido autorización de los jueces federales Julián Ercolini y Claudio Bonadio, que la procesaron en dos causas por corrupción. La ex presidenta partirá el sábado próximo rumbo a Grecia, Inglaterra y Bélgica, para participar de diferentes actividades que mezclarán lo académico con lo político. Volverá diez días después.
Viajarán con ella su hija Florencia y su nieta Helena, uno de sus secretarios, su vocero Hernán Reibel, el ex jefe de los espías, Oscar Parrilli; y allá estará para recibirla Delfina Rossi, la hija del ex ministro de Defensa, que le armó varias de las reuniones que mantendrá en Atenas.
En Grecia estará con el primer ministro Alexis Tsipras, y con el jefe del Parlamento, Nikos Voutsis. Luego partirá a Bruselas, donde, invitada por un sector de la izquierda, disertará en el Parlamento Europeo. Su última escala será Londres, donde tiene previsto disertar en la Oxford Union y, según publicó Clarín, reunirse con el creador de WikiLeaks, Julian Assange, que está alojado, con asilo político, en la embajada de Ecuador en la capital británica.
Versiones. Su viaje desató polémica porque algunos sectores de la Justicia consideraban que si salía del país podía fugarse. Es decir, no volver. En ese sentido, circularon versiones de un supuesto pedido de asilo político en Ecuador, donde acaba de ganar las elecciones Lenin Moreno, un delfín de Rafael Correa, histórico aliado de Cristina Kirchner.
Sin embargo, en una reunión que se produjo el jueves en el sur, la ex mandataria se rió cuando le preguntaron si eso era cierto. Y lo atribuyó a “operaciones” de algunos sectores que intentan, según ella, impedir que pueda salir del país para viajes como éste. Según pudo reconstruir PERFIL, colocó esa versión en la misma línea de la que indica que su hija Florencia intenta ser candidata a diputada por Santa Cruz para tener fueros y evitar a la Justicia, que la acusa de irregularidades por su participación en Hotesur. “Son todos disparates”, les comunicó a interlocutores.
Pero hay quienes le dan crédito al posible asilo político de la ex presidenta. Por ejemplo, un ex diplomático argentino que conoce tanto a CFK como a Rafael Correa aseguró que esa situación “es muy probable”, dado que es un plan B para la ex presidenta “que no puede dejar de evaluar”.
El gobierno nacional está al tanto de la versión. Dicen, incluso, que el asunto llegó a oídos del presidente Mauricio Macri. Sin embargo, oficialmente, la Casa Rosada desmintió que el Presidente haya estado en una conversación en la que se haya hablado de eso.
Candidatura. En paralelo, la ex presidenta sigue siendo motivo de discusión en el peronismo bonaerense. Una eventual candidatura perjudica los planes de un sector del PJ que quiere una “renovación” y que busca evitar que en la campaña se hable de la gestión anterior. Otro sector, en cambio, la quiere como candidata con el argumento de que es la que mejor mide, pese a tener mayor imagen negativa que el resto de sus posibles contrincantes.
Como siempre ocurre en el mundo K, la verdad se sabrá pocas horas antes del cierre de listas. Es cierto que a ella le conviene jugar al misterio para tener mayor capacidad de negociación en las listas legislativas. Ese misterio tiene en vilo al peronismo, que tampoco define otros candidatos.