Viernes al mediodía. Mientras los principales dirigentes sindicales del país congregan a una multitud para realizar la primera manifestación contra el gobierno nacional, en el piso 13 del ministerio de Trabajo, Jorge Triaca sigue con su agenda.
No es el mejor día para llegar al piso 13 de su oficina. Tal es así que el ascensor no permite marcar ese número. Hay que ir al 12 y luego subir por las escaleras. "Hoy está complicado", dice un empleado del organismo que sube junto a Perfil.com.
La excusa es el Día del Trabajador, pero la charla va de lo general a lo particular. Y Triaca se mete con todos los temas. "Uno sabe que el trabajo es el instrumento por el cual las personas pueden realizar la creación, su voluntad de realizarse, la oportunidad de desarrollarse, de transformar su realidad", comienza el ministro en diálogo con este portal y a los pocos segundos se refiere a la famosa "herencia K". "No se ha creado empleo en los últimos años, que hay todavía alrededor del 35 por ciento de los trabajadores que lo hacen en una situación informal y sobre todo una gran cantidad de argentinos que creen que no van a poder conseguir un trabajo. Y ahí está nuestro desafío como gobierno: generar condiciones objetivas de crecimiento del empleo, del formal, del que tiene cobertura de seguridad social. Es lo que queremos para Argentina".
Perfil.com: -¿Qué ministerio le dejó Carlos Tomada?
- Es un ministerio que tiene un sentido profesional bastante desarrollado. La gente que está acá sabe genuinamente como son los vínculos de las relaciones laborales, las experiencias a lo largo del tiempo. Pero también nos dejó en el marco de un no crecimiento del empleo de los últimos 5 años donde Argentina creció por debajo de lo que creció su población. Ese es el desafío. Un ministerio muy encasillado, como muchas cosas que hacía el kirchnerismo, se encasillaban sin trabajar horizontalmente, en equipo y eso son los desafíos. Más allá de eso uno puede entender que en el vínculo con las organizaciones gremiales se trabajó en la segmentación, en dividir y no en trabajar en sentido de la unidad nacional. Por eso la marcha del viernes tiene que ver con un objetivo que es la construcción de la unidad de los argentinos, más allá de que haya reclamos que se pueden compartir y que los entendemos. Pedimos comprensión porque estas cuestiones no son de solución automática, pero entendemos la tarea por parte de los dirigentes y por parte del gobierno que cada uno tiene que asumir el rol que le toca.
- ¿No es conveniente para el ministerio que el sindicalismo esté dividido? No es lo mismo tener a Hugo Moyano y Luis Barrionuevo por un lado y Antonio Caló y Hugo Yaski por el otro que de golpe los una una excusa para marchar por empleo.
- Pareciera que sería más sencillo. Pero nosotros creemos que los trabajadores, más allá de sus representaciones, tienen los mismos problemas a la hora de conseguir un empleo, de que no hay oferta suficiente, que la composición del salario no les alcanza después de un 700 por ciento de inflación de los últimos años. Después, si los dirigentes optan por tomar soluciones independientes de los otros, es un tema de los dirigentes. Nosotros miramos al trabajador como parte de una sociedad. Acá nadie nos va a ganar por capacidad de diálogo ni por capacidad de decir la verdad. No escondemos los problemas. Eso tiene que ver con reconocer las estadísticas. Hay que partir de un diagnóstico, pero que no nos encerremos en otra cosa que no sea la realidad.
- Maneja un ministerio donde el conflicto es permanente entre un trabajador y la empresa o el Estado, que se está dando en los últimos tiempos. ¿Dónde se para?
- Siempre tiene que tratar de arbitrar para que las condiciones de los trabajadores sean respetadas de acuerdo a lo que dicen las normas, pero también ir avanzando en la evolución misma del trabajo. Hay muchos desafíos pendientes. Tenemos una agenda con los sectores que tienen mas complejidad para conseguir trabajo. Hay que administrar el conflicto y las tensiones. Eso no nos asusta ni nos retrasa en nuestra labor. Ahora como gobierno tenemos un desafío que es resolver la inflación. Muchas de las cosas que vimos de tensiones sociales y gremiales se asocian a que no resolvimos la inflación del 700 por ciento en los últimos años que nos dejó el gobierno que se fue.
-¿700?
- Si uno mira la inflación acumulada de los últimos años te da un impacto extraordinario y muchas de esas cosas no actualizaron su valor, como los planes sociales que decidimos con el presidente actualizar.
- ¿No entra en tensión su tarea cuando Prat Gay. desde el ministerio de Hacienda, dice que hay que reducir el tamaño del Estado, bajar la emisión?
- El presidente lo dice con claridad. A veces los Estados han encubierto una situación de no crecimiento del empleo en la economía privada y eso lo terminás pagando con más impuestos y más limitaciones a la hora de generar inversiones o desarrollo productivo. El sistema tributario no puede asfixiar al sistema productivo privado porque ahí se desarrollan casi 6 millones de trabajadores en Argentina y eso tiene que crecer porque aún hay 35 por ciento informalizado.
- Cuando se habla del proyecto de doble indemnización se observa el poder del sector privado que influye en el gobierno nacional. ¿Dónde se paran? Una empresa de 3 mil empleados te dice "a mi la doble indemnización me va a perjudicar" y usted dice "pero del lado del trabajador lo va a beneficiar".
- Del trabajador formalizado, pero de aquel que tiene que conseguir un trabajo, claramente lo que hace la doble indemnización es limitar las chances de nuevos empleos y por eso la ley de mi primer empleo para generar movilidad en el crecimiento.
- ¿A quién le gustaría tener de interlocutor dentro del sindicalismo?
-Tengo buen diálogo con la mayoría de los dirigentes sindicales. Entiendo las situaciones, la necesidad de su reclamo. Son dirigentes sindicales, si no hacen reclamos, no estarían cumpliendo su función. Más allá de eso no tengo ninguna preferencia. A muchos los conozco de hace mucho tiempo y los he visto desde chico.
- En los últimos años Caló, no digo que haya sido empleado del Estado, pero estuvo pegado a Cristina y Moyano quizás no.
- Yo no lo creo. Le tengo respeto a Moyano y a Caló. Cada uno que es representante de su organización gremial por algo lo es, por algo sus compañeros los han elegido. Eso hay que respetarlo.
- ¿No cree que se tendría que hablar más de la renovación sindical?
- Es un desafío pero a veces entiendo porque se sostuvieron durante tanto tiempo. En la inestabilidad que ha tenido la Argentina en sus marcos institucionales, a veces tener organizaciones sindicales estables fue una respuesta para ellos. Hoy hay otras demandas. Así como necesitamos más vínculos con los representados, también le toca hoy a la dirigencia sindical.
- Si fuera por usted, ¿cuándo tocarían Ganancias?
- Ya lo dijimos con mucha claridad. Subimos el mínimo no imponible de Ganancias. Son 50 mil millones de pesos que hoy se le devuelven a los trabajadores. Creemos que hay que discutir las alícuotas y escalas pero eso está a consideración de este año para que se pueda aplicar el año que viene.
- En campaña era la primera promesa.
- Así lo cumplimos. Subimos el mínimo no imponible. Fueron 50 mil millones de pesos, es mucha plata. Más 10 mil millones por asignaciones familiares.
- Se habló mucho de las cifras por los despidos. ¿Cree que el Estado tardó en responder con los números oficiales?
- Nosotros tratamos de revelar toda la información estadística que tenemos a disposición. Hay revisión de la información porque vimos lo que pasó en el INDEC. Siempre vamos a decir la verdad y la información que tenemos lo ponemos a disposición. Para nuestra tranquilidad, nosotros vemos que hay discusión generalizada que no corresponde a la realidad. Nuestra preocupación está en focalizarnos en los sectores con mayor dificultad.
(*) De la redacción de Perfil.com.