“Soy el perejil de Carbón Blanco, no figuro en ninguna sociedad. Me comí tres años preso sólo por ser amigo de Jorge Rodríguez”, asegura Carlos Pérez Parga, uno de los cinco supuestos narcotraficantes de Carbón Blanco. Rodríguez falleció en la cárcel de Sáenz Peña, Chaco, esperando sentencia. Era el titular de Carbón Vegetal del Litoral junto con sus hijas, empresa en la que apareció una tonelada de cocaína camuflada en bolsas de carbón vegetal en Lisboa, Portugal. Nunca quedó claro si la droga salió desde Quitilipi, localidad chaqueña en la que se cargaba el carbón, o en el Puerto de Buenos Aires como sospecha el hombre que rompe el silencio, por primera vez, en Perfil.com.
En el año 2008, Juan Carlos Pérez Parga se reencontró con su amigo de la infancia, Juan Carlos Rodríguez que no pasaba por su mejor momento económico. Parga conocía el negocio de las exportaciones e importaciones pues había sido despachante de aduana. La suerte parecía cambiar cuando Rodríguez cobró una deuda con el Estado en dólares, tras un interminable juicio. Los trámites se los hacía su viejo amigo que lo quería convencer de invertir el dinero en un bar. Pero un día, Rodríguez regresó del norte argentino fascinado con la idea de meterse en el negocio del carbón. Así le presentó a Parga a un tal “Ignacio” que sería Rolando Andrés Di Renzo, actualmente detenido en Portugal por la causa “Carbón Blanco” y uno de los informantes clave que vincularía en la investigación al abogado Carlos Salvatore y al empresario Patricio Gorosito. “No sabía que el tipo tenía una causa abierta ni en los años en que estuve detenido la justicia argentina lo comunicó”, explica a Perfil.com Parga sobre la extraña situación legal de Di Renzo que era buscado por Gendarmería Nacional desde el 2010, fecha previa al envío de la cocaína en el carbón vegetal. Rodríguez conocía el negocio de la carne y había sido el dueño de un importante frigorífico. El mundo del carbón se abría para él y Pérez Parga se estaba por convertir en “el perejil de Carbón Blanco”.
— ¿Cómo era la relación con Rodríguez, titular de Carbón del Litoral Vegetal?
— Lo acompañaba en los trámites, él se sentía seguro. Admito que me cayó para el culo cuando me dijo que había alquilado un galpón en El Chaco porque habíamos dicho de poner una franquicia de un restaurante. Puso a sus hijas en la firma y yo no figuraba ni como empleado.
— ¿Le pidió que lo acompañe al Chaco? ¿Dónde paraban?
— Sí. Primero le pregunté: ¿Qué vas a hacer al Chaco? Me pidió que vaya porque tenía que conseguir la habilitación del galpón. Fuimos a la municipalidad de Quitilipi. Conseguimos los papeles en unos días. Parábamos en el hotel Gualok –pertenece a la Lotería Chaqueña aunque ex empleados señalan que lo manejarían testaferros del gobernador-. Allí hablé con los Pajor –Marcelo es arquitecto y es uno de los concesionarios del prestigio hotel- y le pedí un contacto. En la empresa de agua conseguí un tipo que por 500 pesos me hizo los planos y resolvimos el tema de bomberos. Así mandamos los papeles al despachante de aduanas.
— ¿Por qué se alojaban en el Hotel Gualok?
— Porque es lo mejor de Sáenz Peña –localidad ubicada a 30 kilómetros de Quitilipi- y Jorge tenía descuento por su empresa. Nos salía más barato que cualquier otro hotel.
— Se comenta que el hotel es de Capitanich…
— Capitanich tenía su despacho allí y el dormitorio. Caíamos a la medianoche y no nos cobraban ese día, había confianza… A Capitanich lo vi un par de veces, le decían “papito” pero yo no charlaba con él.
— ¿Jorge Rodríguez sí hablaba con el gobernador?
— No lo sé exactamente. Es que en esa época funcionaba una empresa que era de interés de Capitanich: Vectorial que compraba gran parte del carbón chaqueño. Eran brasileños. Se llevaban bolsones de mil kilos. Luis Ocampo, el despachante de aduanas –estuvo detenido dos semanas por la causa judicial- lo va a ver a Capitanich por el tema de los controles. La aduana rompía todos los bolsones. Él le pide al gobernador una verificación light por el tema de tiempos y costos. Capitanich habla con región aduanera norte y nos sumamos al pedido de Vectorial.
— ¿Qué significa eso?
Significa que en lugar de abrirte el 100% se verificaban las bolsas selectivamente. La aduana decidió hacerlo.
— ¿Gorosito estaba en las reuniones en el Hotel Gualok?
—Gorosito iba por el tema del fútbol. A Salvatore jamás lo vi. Decían que Patricio Gorosito era un hombre que compraba jugadores de fútbol en el interior baratos.
— Su amigo falleció en la cárcel, ¿en qué circunstancias?
— A los dos meses de la detención se murió. Fue cuando le dijeron que iban a apresar a su hija mayor. El abogado oficial me confesó que estaba detenido porque habían arreglado arriba. Me secuestraron de mi casa una libreta vencida de despachante que tenía en una caja de Nestlé. La policía me pedía papeles y no tenía nada. Pero Jorge a veces iba al Gualok solo y pasaba por una financiera que nadie investigó, a dos cuadras del hotel.
— ¿Pone las manos en el fuego por Rodríguez?
— Hoy no. Con Rodríguez viajé a Portugal para arreglar una deuda con los europeos por el envío del carbón. Allí estaba Gorosito y se pasaban plata. Eso me resultó raro, si nos debían plata allá, ¿por qué seguíamos pagando? Yo no toqué un papel. No figura en ninguna sociedad. No tengo ni un plan social. A mí me dicen que “el gobernador estaba en la joda” pero yo no sé nada. Sólo soy un perejil.
— ¿Y la aduana?
— Es una risa. No citaron a nadie. Cómo explica la jueza –Niremperger- que la droga quedó a la intemperie en el Chaco semanas enteras. De la aduana apresó a 30 tipos y los liberó a todos porque le paraban los puertos.
— ¿Cree que la causa estuvo armada?
— Sí y desde allá –por el Chaco- para que se quede en el norte. La jueza necesitaba una causa grande. Protegieron a la aduana y nos dejaron adentro a los giles.
En los próximos días se realizarán los alegatos y se destaparán algunas impactantes revelaciones que involucran a altos funcionarios provinciales y nacionales.
(*) Especial para la redacción de Perfil.com | Twitter: @luisgasulla