Mario Eduardo Firmenich reapareció con una interpretación desde España sobre la situación nacional. Un diagnóstico ácido y algunas frases llamativas: "El revanchismo genera odio. El odio genera desintegración", y "son necesarias las autocríticas de todos para comprender el círculo vicioso de la Argentina".
Salvando las distancias y sin colocarlos en un pie de igualdad, con Firmenich me ocurre lo mismo que con Jorge Rafael Videla: no me interesa tanto lo que el ex comandante montonero tenga para decir sobre el presente sino todo aquello que nunca ha querido contar sobre los 70, aquella época en la que él fue uno de los protagonistas estelares de la violencia política.
A Videla también le gustaba opinar sobre la Argentina actual. Pero, cuando fui a entrevistarlo a su celda, entre octubre de 2011 y marzo de 2012, ese tema era el que menos me interesaba. Lo importante, para mí, era lo que Videla había hecho y dicho como jefe del Ejército y como dictador del régimen militar más sangriento.
Lo mismo con Firmenich. Él considera que tiene algo para comunicar sobre lo que nos está pasando ahora, pero en mi opinión aportaría mucho más a esa paz que ahora tanto pregona si, por ejemplo, admite que Montoneros mató a José Ignacio Rucci, el ex jefe de la CGT asesinado hace 42 años.
¿Por qué lo mataron? ¿Cómo tomaron esa decisión? ¿Quiénes lo ejecutaron? Esos temas aparecen en mi libro “Operación Traviata”, pero los familiares de Rucci, sus amigos y sus compañeros peronistas merecen que se los diga la persona que ordenó aquel atentado. Ese sería, sí, un inmenso aporte de Firmenich a la paz, a la verdad y a la memoria.
Claro, está el tema judicial: hay una investigación que el juez federal Ariel Lijo mantiene a fuego bajísimo, y a Firmenich podría perjudicarlo esa confesión. Ahora, si no es capaz de asumir sus responsabilidades, todas ellas, ¿cómo cree que será recibida su prédica actual a favor de la paz y de la unidad nacional?
Los hijos de Rucci han anunciado que volverán a presentar un pedido al juez Lijo para que, de una vez por todas, cite a Firmenich a declarar, como testigo.
Hasta ahora, Lijo ha venido dilatando esta convocatoria por un motivo fácil de adivinar: el kirchnerismo se ha referenciado en aquella “juventud maravillosa” liderada por Firmenich. Tanto es así que los indultos de Carlos Menem a Firmenich y a otros ex guerrilleros han sido mantenidos por este gobierno.
La investigación judicial sobre el crimen de Rucci ha sido siempre torpedeada por el kirchnerismo.
Pero, ahora Cristina se va, y el balotaje viene muy peleado para el oficialismo. La Corte Suprema de Justicia, con sus fallos más recientes, parece indicar un camino de despegue que podría ser seguido por los jueces menos afines al oficialismo.
Firmenich en Tribunales sería una imagen adecuada para el fin de ciclo K.
*Editor jefe de la revista Fortuna y autor de Operación Traviata.