El secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, mostró desde el fallecimiento de Néstor Kirchner una gran habilidad para ganar gravitación sobre los temas clave de la agenda política. Pero, según relataron a PERFIL fuentes con fluidos contactos en el Vaticano, hubo un asunto político muy delicado que se escapó de sus manos: la relación con el papa Francisco.
El flamante candidato a vicepresidente del Frente para la Victoria intentó establecer un vínculo con el argentino más influyente del mundo. Con este fin, buscó tener un contacto directo y lograr una foto que hubiera elevado su estatura política. La excusa que utilizó fue gestionar una audiencia privada entre el jefe de la Iglesia Católica y Máximo Kirchner.
En estas gestiones intervino también el actual embajador en el Vaticano, Eduardo Valdés, antes de asumir en octubre pasado ese cargo. Se recurrió a él con el objetivo de acelerar el proceso y lograr la ansiada foto del jefe de La Cámpora y Zannini con Francisco.
Sin embargo, pronto el papel del compañero de fórmula de Scioli en el plan de viaje al Vaticano opacó al de Máximo y, según indicaron a PERFIL fuentes cercanas al Pontífice, se comenzó a percibir que el verdadero objetivo era tender un puente entre el secretario de Legal y Técnica y el Papa.
Pasado el primer shock que causó en el oficialismo la elección de Jorge Bergoglio como jefe máximo de la Iglesia Católica, la sintonía entre la presidenta Cristina Kirchner y el Papa fue creciendo desde su primer encuentro. La relación entre los dos jefes de Estado argentinos fue cerrando las puertas a la estrategia de Zannini de consagrarse como nexo entre La Cámpora y el Vaticano.
Según cuentan cerca del Papa, no gustó su afán de protagonismo. Finalmente, quien pudo acercar a La Cámpora al Vaticano fue la propia Presidenta, al llevar en septiembre pasado a una extensa comitiva que incluyó a los diputados camporistas.