Exembajadora argentina en Venezuela y, ahora, exministra. Con el primer cambio en el gabinete de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner desde su reelección, Nilda Garré dejará, desde el lunes, el Ejecutivo nacional, tras casi ocho años de integrar, en diversos cargos, los gabinetes kirchneristas. De acuerdo con el anuncio del secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro, Garré será propuesta ante el Congreso como embajadora ante la OEA.
Los cuatro años de Garré en el Ministerio de Defensa no fueron armoniosos. Tras recibir fuertes cuestionamientos contra su administración, por las sorpresivas cancelaciones de ejercicios militares internacionales y recortes presupuestarios,dejó el cargo en 2010, que fue ocupado por el hasta entoncesdirector de Fabricaciones Militares, Arturo Puricelli.
Desde el Ministerio de Seguridad -cartera ideada por el periodista Horacio Verbitsky, hombre cercano a la hoy exministra-, Garré absorbió el manejo de la Policía Federal -lo que le valió una interna con el exministro del Interior Aníbal Fernández- y reordenó la disposición de la fuerza, relevando sucesivamente a los jefes. Su determinación la llevó a enfrentarse con el Gobierno porteño y retirar a los efectivos de hospitales y centros públicos.
Mientras tanto, su sucesor en Defensa desarmó todo el andamiaje de Garré. Las últimas modificaciones de la impiadosa purga ocurrieron en 2012, con el despido del subsecretario de Planeamiento Estratégico y Política Militar, Martín Plaza, la renuncia del director General de Planeamiento y Estrategia, Luciano Anzelini, y de la subsecretaria de Investigación Científica y Desarrollo, Mirta Iriondo, tras la controvertida retención de la Fragata Libertad en Ghana.
Garré no sólo fue perdiendo terreno a mano de Puricelli. En 2012, quedó expuesta ante la incapacidad de conciliar con oficiales de Gendarmería el reclamo salarial. Imprevistamente, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, manejó la crisis. En adelante, fue él quien apareció en todo tipo de conflictos, incluso ganándose el apodo de Super-Berni. Garré intentó, a través de su hermano Raúl, exjefe de Gabinete de Seguridad, limar el poder de Berni. Ninguno de los dos lo logró.
Con el enojo de la Presidenta a cuestas, que la identificó como la responsable política de la crisis, y tras la difusión de la existencia del proyecto de espionaje de Gendarmería, Proyecto X, Garré sostuvo una imagen netamente institucional en el cargo, y hasta evaluó poner su renuncia a disposición.
Ahora, protagoniza el primer cambio ministerial desde la reelección de Fernández de Kirchner. Otra vez, será sucedida por Puricelli, su viejo enemigo. Mientras tanto, en el interior de Seguridad, todos evalúan cómo será la convivencia entre el nuevo ministro y Berni.