POLITICA
Color peronista en el Centro Galicia

Gaseosas (sin chori), banderas anti Clarín, mucho calor y todos contentos

El acto del regreso de Néstor Kirchner tuvo su cuota de liturgia (aportada por los intendentes) y, aunque estaba Moyano, llamó la atención no ver un grupo importante de camioneros.

0410kirchner1468dyn
| DYN

Pasaron 122 días desde la última vez que Néstor Kirchner habló en público: fue el día que su esposa Cristina Fernández asumió como Presidenta. Por eso había expectativa en torno a la palabras que pronunciaría el ex mandatario. El estadio cubierto del Centro Galicia del barrio de Once mostró la habitual liturgia peronista, aportada por los micros fletados por intendentes del conurbano.

Banderas de distintas sectores, globos de varios colores, un calor agobiante, esa era la escena en un gimnasio que estaba casi repleto. A diferencia de lo que fue en la Plaza de Mayo durante el pasado encuentro peronista, no hubo choripanes para el público, solo se repartieron gaseosas. Las tres mesas repletas de latas de bebida (de reconocida marca) desaparecieron en cuestión de segundos.

Hubo algunos faltazos. Llamó la atención que no hubiera un contingente importante de los camioneros, aunque Hugo Moyano fue uno de los que se sentó detrás del ex presidente.

Eso sí, los amigos de Máximo Kirchner, el hijo mayor del matrimonio K, trataron de hacer todo el bullicio posible. Estaban al costado del escenario y eran unos 30 jóvenes, con pancartas que en sus leyendas atacaban principalmente al canal de noticias de cable TN y al diario Clarín. “Todo Negativo”, rezaba uno de los carteles. “Clarín miente o Clarín, el gran sojero argentino”, eran otros de los textos que atacaban al periódico.

La salida, acorde con la liturgia peronista, fue caótica. Los responsables del operativo de seguridad hicieron que Kirchner saliera por la misma puerta que usaba el público, por lo que la retirada del ex mandatario fue a los empujones y apretujones.

En la previa, la cancha de básquet donde se desarrolló el acto, se pareció más a una de fútbol. Cánticos de hinchadas apoyaban a los distintos intendentes que estaban presentes. Pero la multitud estalló cuando por un alta voz, un locutor que los arengaba a alentar y hacer palmas, anunció que Kirchner ingresaba al lugar.

El escenario quedó chico para la cantidad de gente que estaba arriba. Incluso, el secretario de Comercio exterior, Guillermo Moreno, casi se queda abajo hasta que un colaborador se percató y le alcanzó una silla. Debió sentarse en la última fila, en un rincón, como si estuviera en penitencia.

Terminado el acto, todos los que estaban en el escenario salieron disparados para las salidas. El ministro Florencio Randazzo estuvo a punto de hacer la "gran De la Rúa" en aquel recordado programa de Tinelli:  encaró hacia un lado, hacia otro, intentó irse por una escalera que se dirigía hacia la tribuna de arriba donde estaban los muchachos de los distintos intendentes. Lo alertaron, regresó y ahí si encontró el camino de salida.