POLITICA
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‘Guillo’ Dietrich, uno de los grandes ganadores en medio del revuelo

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En plena campaña electoral de 2015, Guillermo “Guillo” Dietrich era el “hombre Metrobus” y le tocaba recorrer la segunda sección electoral. Tras pasar por San Andrés de Giles y San Antonio de Areco, cuando le tocó visitar Capitán Sarmiento se topó con un ingeniero de bajo perfil que pretendía ser intendente por el PRO. Ese día, compartieron un asado juntos, en una parrilla sobre la ruta, y hablaron durante largo rato de gestión y experiencias compartidas en empresas.
Tras ese encuentro, con el cargo de ministro de Transporte, Dietrich decidió elegir a Javier Iguacel para Vialidad Nacional, un lugar clave por ser un núcleo de corrupción kirchnerista y a la vez un posible motor para construir rutas y autopistas. Desde allí creció, en especial desde la gestión, que lo llevaron a ser ministro de Energía. Aunque Iguacel aún no definió ni su jefe de asesores ni su equipo de comunicación, su desembarco en el área energética (tras años en Plus Petrol) también marcan la creciente influencia de Dietrich en la mente de Mauricio Macri.
Llamados nocturnos (incluso a medianoche) para consultas, desde gestión hasta personales, forman parte del vínculo que armó con el Presidente. También sus mujeres, Juliana Awada y Javiera López Echagüe, tienen una buena relación.
El mayor presupuesto de obra pública del país (seis de cada diez pesos pertenecen a Transporte) y parte integral del gabinete económico, le dieron un creciente poder en el macrismo. En su intimidad elogia no solo al Presidente, también a Marcos Peña (es de los funcionarios más optimistas como él) y también a los vicejefes y coordinadores, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. Es éste último quien tuvo a su cargo la cartera de Transporte hasta que Nicolás Dujovne tomó la coordinación.
El nuevo ministro de Energía no solo es parte del riñón del ministro de Transporte, también lo es el secretario de Atención Ciudadana y Servicios Federales del Ministerio de Trabajo, el peronista Lucas Fernández Aparicio, el virtual viceministro de Jorge Triaca (fue ascendido hace tres meses). Aunque con resistencias internas, hoy se puso al frente de la pelea con los Metrodelegados, quienes lo denunciaron por haber frenado el ingreso de fondos de la cuota solidaria sindical que aportan los trabajadores del Subte.
Otro caso es el del subsecretario de Comunicación Pública, Gustavo Gómez Repetto, quien asumió a comienzos de este año en reemplazo del fallecido “Juano” Gentile. Bajo el paraguas del G25, y junto a Esteban Bullrich, Dietrich animó a un grupo de empresarios que luego se transformaron en dirigentes e importantes funcionarios. En la Ciudad, el jefe de gabinete porteño, Felipe Miguel, es uno de los ejemplos, junto a Diego Fernández, quien se ocupa de la urbanización de la Villa 31.

Gerente de RR.HH.

El trabajo de Dietrich en Transporte, dado que se transformó en un mega- ministerio, lo obligó a ser una suerte de buscador de funcionarios. Cuando en noviembre comenzó a armar el ministerio, entrevistó a decenas de dirigentes. Además de Iguacel para Vialidad, también sumó en ese entonces a Isela Constantini (aún dócil), y luego a Mario dell Aqua, para Aerolíneas Argentinas; a Ezequiel Lemos para el Belgrano Cargas, Marcelo Orfila para Trenes Argentinos (quien trabaja con una productora de Mirtha Legrand en su staff) y a Guillermo Fiad para las obras en los FF.CC.
“Fue un trabajo de recursos humanos”, lo describe un colaborador de Dietrich. A ellos se le sumaron dos de sus históricos asesores: Manuela López Menéndez (quien se ocupa de los Metrobuses) y Guillermo Krantzer,  una suerte de viceministro.

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