El fallo de la Corte sobre la libertad gremial modificó las negociaciones laborales.
Cuál es el verdadero objetivo del titular de la CGT.
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CEDOC
“ Es una relación infiel". Así definen en el entorno del líder de la CGT, Hugo Moyano, su vínculo con el matrimonio Kirchner. Particularmente desde el fallo de la Corte que se pronunció a favor de la libertad sindical. Y como nunca antes desde que asumiera Néstor Kirchner en 2003, la desconfianza es el tamiz por el que se filtran gestos y declaraciones oficiales. Pero ahora su poder está amenazado de verdad. Y no está claro hasta qué punto el Gobierno se preocupa o celebra la nueva situación.
" Se lleva bien con él pero no con ella", insiste el colaborador del líder de la central obrera, como añorando viejos tiempos que se escurrieron hace muy poco, menos de veinte días. Es que la última traición que siente haber recibido Hugo Moyano fue el fallo de la Corte en referencia a la libertad sindical. " Ese fallo no hubiera salido de esa manera sin el aval K", dicen que repite una y otra vez entre sus allegados. Por eso siente que debe responder. Hacer sentir su fuerza. Prácticamente amenazar. Enviar mensajes a propios y ajenos. Reaccionar. Al menos, eso es lo que hizo en los últimos días, cuando su actitud respecto del enrarecido clima laboral dio un giro de 180º.
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Moyano pateó el tablero tras la sentencia judicial y reeditó su repertorio ampliado: prohibición de despidos, triple indemnización, suma fija de $500 a fin de año y hasta la derogación de la tablita de Machinea que se aplica en el impuesto a las Ganancias, una promesa pendiente de Cristina para este año. Moyano fue por todo. Aunque no lo quiera todo y ni siquiera nada de todo eso. En definitiva, fue él mismo quien a principio de mes tranquilizó a la sociedad asegurando que en la central obrera no tenían registro de despidos, más allá de situaciones puntuales independientes del contexto económico.
Pero repentinamente el escenario cambió. Desde la nueva perspectiva, el desempleo es hoy una amenaza acechante, aun cuando no hay cámara empresaria o asociación gremial que dé cuenta de una ola de despidos masivos en distintos sectores y ni siquiera de recortes modestos de plantillas de personal en grandes empresas ni PyMEs.
La nota completa, en la última edición de la Revista Fortuna.
