El martes por la tarde, horas antes de que se oficializara la ruptura del bloque del Frente para la Victoria en el Congreso, el celular de Diego Bossio se encendió y comenzó a sonar. El diputado nacional estaba jugando un partido de fútbol, miró la pantalla y siguió pateando. Quien marcó su número fue el ex titular de la Agencia Federal de Inteligencia y hombre de máxima confianza de Cristina Kirchner, Oscar Parrilli.
El llamado, que buscaba frenar la salida de los diputados, llegó tarde. Así lo aseguran no sólo Bossio, sino también los 12 legisladores que se fueron del espacio (El nuevo Bloque Justicialista lo integran además dos diputados del PJ de La Pampa y el ex massista Alberto Roberti). Otro diputado que dejó la bancada protestó en reserva: “Sólo me atendieron el teléfono una vez para que defendiera a Máximo Kirchner en la pelea por un despacho y a mí me mandaron a una cueva de dos por dos. La segunda vez que me llamaron fue para que no me fuera. Eso me confirmó que debía irme”.
Las críticas y las acusaciones por traición no tardaron en llegar y hasta el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde (quien coqueteó con otras fuerzas), se animó a reclamar las bancas. “Cuando se definió que el candidato a presidente era Daniel Scioli, inmediatamente comencé la campaña. Yo hice campaña cuando otros ni se movían”, responde Bossio en declaraciones a PERFIL.
El ex candidato a presidente fue uno de los dirigentes que atendieron telefónicamente a Bossio el día de la ruptura. Scioli le dijo que no sería bueno opacar la reunión del consejo del PJ que se celebraba ese día y le pidió que esperara. Un hombre de máxima confianza del diputado aseguró que “ningún gobernador ni ningún dirigente del PJ nos pidió que el bloque no se rompa, sólo que esperemos un poco”.
A pesar del protagonismo que tuvo el ex titular de la Anses en las últimas horas, el bloque será comandado por Oscar Romero. “Hablar de traiciones es reducir lo que está sucediendo. Acá no está mi nombre solo, somos un bloque y señalarme con agresiones es minimizar lo que ocurre en el peronismo después de la derrota”, agrega Bossio.
“Yo no me fui al macrismo, soy opositor y pretendemos ser una oposición responsable. No creemos –como creen algunos– que cuanto peor les va, mejor para nosotros”, retruca para quienes aseguran que la división del bloque beneficia al gobierno de Mauricio Macri y ven una alianza, incluso, con Sergio Massa.
En el partido. “Somos el bloque justicialista, no somos el Frente Renovador. Nadie se va a ningún lado”, explica. Incluso, los legisladores participarán del próximo Congreso del Partido Justicialista (PJ), que se celebrará el 24 de febrero y definirá el futuro del partido. Será la primera vez, después de la ruptura, que todos los dirigentes se verán las caras.
La división no impide que estos legisladores vean con buenos ojos una lista de unidad partidaria que podría ser encabezada por el diputado y ex gobernador de San Juan José Luis Gioja. En caso de que haya internas, hoy prefieren al gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey.
Este bloque será clave para que el macrismo logre la aprobación de varias leyes. “Si se negocia con los holdouts con firmeza, si se reduce la tasa de financiamiento y si las leyes son buenas para el país, acompañaremos. Pero somos oposición y tenemos una agenda que tiene que ver con las necesidades de los gobernadores, como el reclamo de los fondos y el 82% móvil. Ahí vamos a estar. También exigiremos que se investiguen los despidos en el Estado”, explica Bossio sobre el nuevo rol del Bloque Justicialista.