El plan: entrar a España con pasaportes falsos, identificar a Juan Domingo Perón y asesinarlo. El complot fue descubierto por agentes de la CIA, la central de inteligencia de los Estados Unidos, y advertido a través de un telegrama secreto a las autoridades del gobierno de John Fitzgerald Kennedy.
Cuarenta y cinco años después, la trama de la confabulación, ideada en Buenos Aires con la aparente complicidad de miembros de las Fuerzas Armadas, sale por primera vez a la luz a través de documentos de la CIA a los cuales tuvo acceso Perfil, tras indagar en los archivos desclasificados del gobierno de los Estados Unidos.
En apenas ocho líneas, las que sobrevivieron a las tachaduras de las autoridades encargadas de identificar la información factible de ser desclasificada, el informe de la CIA detalla que un “mozo peronista” había descubierto, al escudriñar en una conversación de un restaurante de Buenos Aires, un complot para asesinar a Perón que incluía la participación de un capitán de la Marina.
En esencia la idea era, según el relato de los agentes, “ infiltrar gente en España con pasaportes falsos” para buscar a Perón en Madrid y asesinarlo. El resto del informe aparece tachado y, por lo tanto, mantiene bajo las sombras de la historia el enigma sobre la posible existencia de nombres específicos de los conspiradores o información que ratificara la veracidad del atentado.
