“Tiene tres habitaciones y un gran balcón con vista al mar”.
La voz que se oye del otro lado de la línea pertenece a Nilda Garré, la ministra
de Defensa que alquila su departamento en persona. Sin intermediarios, sin inmobiliaria de por
medio, es ella la que atiende en su casa en Pinamar para ofrecerla a los turistas. El cartel de
“Alquilo” y el teléfono de contacto es bien visible desde la calle.
Frente al balneario El Atlántico, ubicado en la intersección de la avenida Bunge y del Mar,
el departamento de la ministra es un primer piso de ambientes grandes. Tiene tres dormitorios, dos
baños y un living comedor “con una mesa y un televisor plasma con cable y DVD”, detalla
Garré ante las preguntas del interesado. “La cocina está bien equipada: tiene tostadora,
licuadora y microondas”, agrega, y comenta entusiasmada lo que ella considera el mayor
atractivo del inmueble:
“Tiene un balcón hermoso de 6x3 metros todo vidriado con una mesa y sillas. Es un
ambiente más de la casa”.
Alquilar el departamento de Garré
cuesta 10 mil pesos en enero, 8 mil la primer quincena de febrero; y 7 mil, la
segunda. Eso incluye cochera y servicio de mucama todos los días. “La chica viene dos horas
cuando vos le pedís y te deja todo limpio”, indica destacando la importancia de semejante
comodidad.
Nilda Garré llegó a Pinamar los primeros días de enero acompañada de su madre y su hija para
pasar la primer quincena del año lejos de las obligaciones oficiales. Por eso, aclara que el
departamento no lo alquila durante esos días “porque lo ocupa la familia”.
“Sólo me queda libre la segunda de febrero. Lo otro ya lo tengo todo
alquilado”, explica con amabilidad.
Lejos de la actitud protocolar a la que la ministra está acostumbrada, en Pinamar cultiva una
onda relajada. Sin custodios a la vista, baja todos los días a la playa con el diario bajo el
brazo. Lleva anteojos oscuros y se pasea desprejuiciada en traje de baño y camisola estampada con
motivos veraniegos. Eso sí, nunca pierde el glamour que la distingue dentro del Gabinete: luce
siempre arreglada, con sus uñas y labios pintados de color rojo furioso.
Después de un año laboral agitado -que la tuvo como protagonista cuando
logró destituir al ex jefe del Ejército y aliado
de Néstor Kirchner, Roberto Bendini- la ministra de Defensa disfruta de la playa y de las
caminatas por la orilla del mar. Su plan de descanso incluye olvidarse de los rumores que indican
que ella puede ser desplazada de su cargo para oxigenar el Gabinete. A Nilda no le importa. Sólo
quiere descansar y hacer negocios.
Su intención es tomar sol y firmar el último contrato de alquiler de su propiedad que le
falta para completar la temporada. “Te dejo mi número de teléfono de Buenos Aires,
por si te interesa”.
(*) redactora de Perfil.com