Ricardo Jaime está preso. José López también. Estos dos personajes tienen varias cosas en común. Ambos están tras las rejas, manejaron millonarias cajas del Estado, reportaban personalmente al expresidente Néstor Kirchner y tenían a un hombre por encima suyo: Julio De Vido. Y un dato más. Se enriquecieron de manera inexplicable durante la década K.
José López fue el ex secretario de Obras Públicas y tuvo injerencia directa sobre el destino de fondos públicos por más de $ 133.500 millones. Por su parte, Jaime manejó, entre 2008 y 2009, fondos por $ 17.911 millones. En el mismo lapso, López tomó decisiones sobre más de $ 17.130 millones.
López multiplicó su patrimonio mientras estuvo a cargo de la Secretaría. Para el año 2011, contaba, según su declaración jurada, con 2,3 millones de pesos, 14 veces más que cuando asumió en el cargo. En su última declaración jurada de 2015, López declaró tener al cierre del año un patrimonio de 1.984.792 pesos y cero dólares.
Más curiosa es su capacidad de ahorro a lo largo de los últimos 12 años: cuando asumió como secretario de Obras Públicas en 2003, su patrimonio declarado era de 160.408 pesos y cobraba 39 mil pesos anuales. Entre 2003 y 2015, su patrimonio aumentó más de 12 veces. En su haber, López cuenta con cinco lotes (dos en Tucumán y tres en Santa Cruz). Además posee dos viviendas en Río Gallegos y un "gomón semirígido".
Entre sus propiedades destaca La Araceliti, una vivienda en la localidad de Concepción, Tucumán, que fue ocupada por sus padres y fue reconvertida en una empresa que produce entre tabaco y caña de azúcar. López dijo ser el dueño de la mitad de la empresa, mientras que la otra mitad está a nombre de su esposa, Maria Amalia Díaz, jubilada del Poder Judicial de la provincia de Santa Cruz.
Por su parte, Ricardo Jaime continúa en prisión. Para el fiscal Carlos Rívolo quien investigó el incremento de la fortuna de Ricardo Raúl Jaime, quedó demostrado que el ex funcionario kirchnerista "se ha enriquecido patrimonialmente, de manera apreciable e injustificada en relación con sus ingresos legítimos durante el período en que ejerció el cargo público de Secretario de Transporte de la Nación, comprendido entre el 28 de mayo de 2003 y el 1° de julio de 2009, y los dos años posteriores del denominado "período de sospecha", mediante las operaciones de compraventa de bienes y con la participación de las personas interpuestas (testaferros)".
El fiscal acusó a Jaime de no poder justificar adquisiciones y tenencias por una suma superior a los 12 millones de pesos. El dinero lo obtuvo a partir de los negocios oscuros que se hicieron en los años en los que Jaime manejó la caja del área de transporte en los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.
El juez Julián Ercolini condenó a Jaime por el delito de recepción de dádivas a la pena de un año y medio de prisión. Admitió haber cobrado coimas de las empresas Trenes de Buenos Aires y Terminal de Retiro, a las que debía controlar. El fiscal Carlos Rívolo pidió la elevación a juicio de la causa por enriquecimiento ilícito. Acusa a Jaime de no poder justificar, junto a sus testaferros la suma de 12 millones de pesos. Fue procesado por el juez Sebastián Casanello.