POLITICA

Kicillof versus Fábrega: una guerra al ritmo del dólar blue

El ministro de Economía nunca estuvo de acuerdo con las políticas del Banco Central. La influencia sobre Cristina, clave en la victoria de Axel.

Axel Kicillof y Juan Carlos Fábrega.
| Cedoc

Llegaron de la mano: el 18 de noviembre de 2013, Axel Kicillof asumió como ministro de Economía y Juan Carlos Fábrega se hizo cargo del Banco Central de la República Argentina. Y hasta ahí llegan las coincidencias: desde ese mismo día, los funcionarios desarrollaron una interna no muy secreta por el control de la economía argentina en los últimos meses de la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. Una disputa que terminó hoy con la renuncia de banquero.

​Las diferencias eran, en principio, económicas: Fábrega cree que inflación, emisión y dólar blue van de la mano. Por eso, desde enero, planteó una política de contracción monetaria: subió la tasa de interés y redujo el nivel de emisión del peso. Al mismo tiempo, le soltó la correa al dólar oficial, que flotó un poco más libremente y acortó la brecha con el blue. También impulsó medidas para que los bancos liquiden divisas, aumentando las reservas del Central.

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De la vereda de enfrente, el marxista Kicillof nunca quiso sacar el pie del acelerador: su plan consistía en mantener el nivel de emisión y el crecimiento del gasto. La inflación se controlaría, en su óptica, con precios cuidados y mayor presencia en el proceso de producción de las empresas. Y la pérdida de reservas se compensaría con una liquidación de la soja que no fue la esperada y con el famoso swap con China que terminó llegando en cuentagotas.

La interna pronto comenzó a ser política: Kicillof es uno de los pocos -y a esta altura casi el único- funcionarios que tiene llegada directa a Cristina. El ministro avanzó, conquistando cada vez más lugares clave en el gabinete y ganándose la confianza de la presidenta, que prefería escuchar al referente de La Cámpora antes que a un histórico de la "línea dura", del Banco Central. Mientras tanto, la divisa paralela volvía a separarse de la oficial, cruzando la barrera de los 12 pesos.

La disputa nunca fue secreta. Incluso el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, tuvo que desmentirla en sus conferencias de prensa (lo cual fue una forma de confirmarla). Pero cobró aún más notoriedad en agosto pasado, cuando Argentina entró en default técnico por la deuda con los "fondos buitre". Fábrega era uno de los impulsores del famoso "acuerdo entre privados" para que los bancos le compren la deuda a los holdouts. El gobierno tuvo que contener un supuesto intento de renuncia del titular del Banco Central, enojado porque Kicillof habría dinamitado el acuerdo.

Nadie pudo detener la influencia del ministro de Economía, que creció al mismo ritmo que el dólar blue: Ayer, en su "desacatado" discurso, la presidenta criticó duramente al Central y llegó a sugerir que el organismo avisaba a las "cuevas" de los allanamientos antes de que ocurrieran. Cuando la escuchó, Axel debe haber sonreído: había ganado.