Kirchner tiene una secretaria personal parecida a su hija

Plaza Constitución. Once de la noche. Doscientas personas esperan la salida del tren rentado por Compromiso K, para llegar al acto central contra al coloquio anual de IDEA, en Mar del Plata. Aparece ella, la gente la busca para sacarse fotos. “Es Marta Torres, la secretaria de Néstor Kirchner”, le comenta un hombre grande a este diario, mientras sostiene una cámara digital. Torres posa para las fotos, como una celebridad, pero detrás del aparente poder que asegura tener, se esconde el secreto de sus verdaderos privilegios dentro del Frente para la Victoria y el peso de una “amistad” con el “uno”.

Pingüina, sin experiencia política, en el 2004 dejó el viento de Río Gallegos, por la humedad de Buenos Aires. Aunque en la capital santacruceña se ganó la simpatía de Néstor Kirchner, que ordenó sumarla a la militancia. Torres, primero se acomodó en “Los Muchachos Peronistas” de Rudy Ulloa, hasta que recibió el llamado desde la Quinta de Olivos para que ejecute la mudanza. Ahora se desempeña como una suerte de secretaria del ex presidente en la Quinta de Olivos.

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