POLITICA
Opinión

La buena noticia es que Cristina no es Lula (la mala también)

Sería difícil que la expresidenta argentina termine condenada como su par brasileño. Los dos podrían volver a competir en elecciones y hasta ganar, pero es casi imposible que regresen a la “década ganada”.

Ni Lula volverá a ser Lula, ni Cristina puede volver a ser Cristina
Ni Lula volverá a ser Lula, ni Cristina puede volver a ser Cristina. | Cedoc

La buena noticia (para Cristina) es que Cristina no es Lula. Sería muy díficil ("casi imposible", como consignó hoy Perfil), que la expresidenta de Argentina termine en la misma posición que su par brasileño quien, a priori, no cumplirá prisión efectiva hasta que su condena a nueve años y medios no sea ratificada en segunda instancia.

¿Por qué Cristina no iría presa como Lula? "El esquema procesal es distinto, las penas son menores y el proceso es eterno", explicó la abogada Natalia Volosin a este portal. "Las causas de corrupción duran un promedio de 14 años y hubo solo 7 condenas en los últimos 20 años", agregó.

La referencia más cercana para CFK es Carlos Saúl Menem, que apenas estuvo detenido menos de seis meses en 2001, con prisión domiciliaria, por tráfico de armas. Catorce años después, fue condenado a cuatro años de prisión e inhabilitación de la función pública, y sin embargo ahí está, a los 87 años, en libertad y a punto de volver a postularse como candidato a senador nacional por La Rioja. Su sucesor, Fernando De la Rúa, recibió la falta de mérito por la represión del 20 y 21 de diciembre de 2001, se benefició con el cierre de la causa de las coimas en el Senado, y resulta difícil imaginar que deba cumplir prisión efectiva por el expediente todavía abierto por el Megacanje.

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Para cuando Cristina reciba las condenas por las múltiples causas que tiene abiertas, ya podría estar protegida por los fueros, o podrían pasar 14 años sin que ninguna de ellas llegue a término. Si cumpliera prisión efectiva sería una anomalía histórica.

La mala noticia (para Cristina) es que Cristina no es Lula. "Si me detienen, me vuelvo un héroe; si me matan, me vuelvo mártir; si me dejan libre, vuelvo a ser presidente", dice el líder del Partido de los Trabajadores (PT) a sus interlocutores, según la prensa brasileña. En efecto, y aunque falta más de un año, Lula lidera las encuestas de intención de voto para las elecciones presidenciales de octubre de 2018, aunque en algunos escenarios podría llegar a perder en un eventual balotaje contra Marina Silva. Por eso la parte más importante del fallo de Sergio Moro no es la condena a prisión, sino la inhabilitación para la función pública por 19 años, también a la espera de ser ratificada.

Cristina está bastante lejos de esas cifras: en el mejor de los casos, compite por un primer puesto en una legislativa, con entre 30 y 40 por ciento de intención de voto en la Provincia de Buenos Aires. No es para despreciar: hace menos de un año, la expresidenta apenas superaba los 25 puntos. Como decíamos acá, el problema para Cristina es que puede ganar en 2017 y quedar como principal referente opositora; pero, con 60% de imagen negativa, sería difícil, "casi imposible", ganar en 2019 contra Macri o Vidal.

Todos los escenarios pueden revertirse en dos años. Si la economía argentina entrara en una crisis profunda, o si el nivel de endeudamiento si hiciera insostenible, la imagen de Cristina mejoraría de cara a las próximas elecciones presidenciales. Un 60% de imagen negativa parece imposible de revertir, pero es la misma cifra que tenía Macri cuando compitió por primera vez por la jefatura de gobierno porteña, en 2003. A largo plazo, el mantra de "vamos a volver" que canta La Cámpora todavía es una posibilidad, aunque remota.

El problema para Cristina y Lula es que ni Cristina puede repetir a Cristina ni Lula puede volver a ser Lula. Los dos expresidentes tienen chances de evitar la prisión, los dos pueden volver a competir en elecciones, y los dos pueden -eventualmente- ganar. El problema para ambos es que en ningún caso sus presidencias podrían acercarse a los mandatos que los convirtieron en referentes en la década pasada.

En una economía global más cautelosa, con los commodities a la mitad (o a un tercio) de los precios que generaron tasas chinas, sería difícil para cualquiera de los dos reeditar el boom de consumo y crecimiento del que supieron gozar. Cristina ya no tendría la economía en crecimiento que recibió de Néstor Kirchner; más bien, si vuelve a acceder a la presidencia, será porque estaremos en crisis. La región tampoco será la misma con el chavismo en retirada, un castrismo debilitado, sin Evo y sin Correa. Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río, menos cuando el cauce cambió de sentido. Eso no impedirá, por supuesto, que lo intenten. Si los dejan.