El kirchnerismo se ha vuelto un sistema de señas previsible. A una semana del cierre de las listas, su código interno muestra en alza la precandidatura a gobernador de Julián Domínguez, y en crisis la de Aníbal Fernández. Las horas de presencia en medios oficialistas, la difusión calculada de encuestas, una mayor empatía con la Presidenta y hasta un fuerte lobby vaticano juegan a favor de Domínguez.
Mientras no haya orden presidencial para que Randazzo cambie de planes, los precandidatos son tres: Aníbal Fernández, Julián Domínguez y el matancero Fernando Espinoza.
Sobre el futuro, un funcionario camporista intuye un desenlace parecido al de la campaña de 2011 en Capital. A 24 horas del cierre de listas, CFK citó en Olivos a los tres anotados para pelear por la Jefatura de Gobierno porteño, Amado Boudou, Carlos Tomada y Daniel Filmus, y les comunicó que el elegido era Filmus. Si el actual fuera un escenario similar, las acciones de Domínguez cotizan en alza.
Según la consultora CHM, la fórmula Scioli presidente-Domínguez gobernador suma 46% de intención de voto, contra 41% de Scioli y Fernández. Domínguez, a su vez, suma presencia en medios oficialistas, mientras Fernández retrocede. Incluso, este último bajó su perfil de actividades y casi no se ven afiches suyos. “Cristina le dio el cargo de jefe de Gabinete para que fuera su escudo y él lo usó para ser candidato”, opina un funcionario que apuesta por Domínguez.