“Somos parte de la solución, no del problema”; “paro contundente y en paz”; “un diálogo de verdad, no para la foto”; “cambio del rumbo económico”. Estas frases resumen el mensaje de la CGT en la primera conferencia durante la jornada nacional de paro. El de hoy fue un debut doble, porque es la primera medida general contra la gestión Cambiemos y la primera paralizaciòn de actividades que decreta la central desde la unificación bajo el triunvirato.
El triunvirato se reservó para la conferencia de cierre, a las 15 en histórico salón Felipe Vallese. Héctor Daer, Carlos Acuña y Juan Carlos Schmid -los tres tenores del sindicalismo- estuvieron interviniendo en distintos medios en las últimas 24 horas, pero cedieron el lugar del primer parte de prensa a Pablo Moyano, Jorge Alberto Sola y Omar Plaini. Coincidencia o no, los tres formaban parte de la CGT de Hugo Moyano.
El hijo más verborrágico del líder Camionero, dio la nota durante la conferencia y le puso un poco de picante a una conferencia de prensa que pretendía ser formal y escueta. Tiró torpedos contra el Gobierno: “Los Panamá Papers, la vergüenza del Correo, la plata del exterior que le llegó al de la SIDE y la que encontraron en la casa de la vicepresidenta, habría que ver dónde están las mafias”, dijo tras ser consultado por la frase del presidente Mauricio Macri sobre “mafias sindicales”.
Más allá de los voceros y la nota de color que ofreció Pablo, el mensaje ha sido unificado desde el inicio: contundencia de la medida y un tiempo de espera para que llegue una respuesta desde el Gobierno. También hubo respuesta coordinada respecto a las dos preguntas obvias: Piquetes y Viviani.
Sobre los cortes, hubo críticas a la represión y distanciamiento de los cortes promovidos por la izquierda. También se insistió en que la única organización capaz de parar el país es la CGT. Pero todos los acuerdos que se mostraron este día tiene una fecha de vencimiento, porque no hay un consenso sobre cómo seguir. Además, los tiempos electorales se acercan y es de esperar que las diferencias políticas al interior de la central peronista se intensifiquen.
La jornada se vivió con tranquilidad desde temprano. Dos diferencias marcan el cambio de época en relación con los paros de la era de la Unidad de Acción del tridente Moyano-Barrionuevo-Micheli. No hubo ni asomo de militancia en torno al edificio ubicado en Azopardo al 802, que supo estar rodeado de chaquetas verdes de Camioneros durante cada medida de fuerza. Tampoco hubo asado, en el quincho del quinto piso, como los que solía organizar el ex secretario general de la CGT opositora durante la era K. Una oportunidad perdida de reivindicar al choripan, tan cuestionado desde las usinas oficialistas.