Las empresas fantasma en torno al denominado Caso Skanska y el tráfico de efedrina tuvieron un trasfondo común: lavar dinero sucio. Ambos casos fueron vinculados a la recaudación de la campaña presidencial de Cristina Fernández de Kirchner. Pero parecían ir por cuerdas separadas. Sin embargo, por primera vez, una conexión vincula dos de los escándalos más emblemáticos de la década kirchnerista.
Diario PERFIL descubrió a Alberto Salvador "Negro" López, procesado por el tráfico de efedrina, detrás de una empresa fantasma usada para justificar gastos millonarios con facturas adulteradas.
El Negro López, como se lo conoce en el Gobierno, tenía acceso directo al entorno de Néstor Kirchner, al punto de haber usado oficinas de la Casa Rosada para sus negociaciones. Narcotráfico, política, obra pública y lavado de dinero aparecen de esa forma conectados por primera vez por un personaje clave que podría conducir a los funcionarios detrás de los negocios con el narcotráfico y las maniobras orquestadas para blanquear las coimas pagadas por empresas.
Pista Skanska. Las coimas de Skanska podrían haberse blanqueado a través de droguerías proveedoras del Estado que luego se dedicaron al tráfico de efedrina. Droguerías que no podrían haber tenido esa participación –ni en el caso Skanska ni en el nacotráfico– sin la protección política.
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