“Acá comía Néstor Kirchner sus churrascos con puré de calabaza con Miriam Quiroga y con mi difunto esposo, Carlos Oscar Alsogaray”. Así se presenta Carmen Reyes (75), nacida en La Rioja, enfermera, de origen humilde y peronista aunque “no kirchnerista”. Carmen fue una de las primeras mujeres en poblar, hace 50 años, Caleta Olivia, provincia de Santa Cruz. El único periodista que la había entrevistado, hasta ahora, era Franco Lindner para su libro “Los Amores de Cristina” y Revista Noticias. Confidente de la ex Directora de Documentación de Presidencia de la Nación, Reyes toma un vaso de agua fría antes de comenzar a dialogar con Perfil.com durante 90 jugosos minutos:
— ¿Por qué habla ahora?
— No tengo nada que perder. Cristina sí – Cristina es la Presidenta de la Nación-. Porque conozco a los Kirchner desde antes de que se llevaron puesta a la provincia. Cristina es inteligente pero no lo aprovechó para sacar al país adelante, al contrario, lo hundió, nos arruinó a todos. Si Néstor hubiese seguido no hubiésemos llegado a esto. Si tuviese la oportunidad, se lo diría en la cara.
Ingreso a una antigua casona sobre la calle Boedo al 900, en el barrio de Almagro, el departamento que visitaba entre dos y tres veces por semana, Néstor Kirchner, antes de llegar a la Presidencia de la Nación. Eran los últimos meses del 2002 y el gobernador santacruceño estaba nervioso…
“A Néstor lo vi llorar en los brazos de mi marido –Alsogaray tuvo una empresa de seguridad con más de 1600 hombres a su cargo y respondía, directamente de Kirchner y de Jorge Milton Capitanich en sus tiempos como senador. También fue muy amigo de la familia del dirigente del PRO, Federico Pinedo-. Mi marido lo acompañaba a Néstor en la campaña, lo cuidábamos con las comidas porque él tenía un problema intestinal como mi marido. Venía acá y Miriam lo apoyaba, respaldaba, lo escuchaba cuando nadie lo hacía”.
— ¿Por qué lloraba Kirchner?
— Por Cristina. Por los problemas que tenía con ella. Porque era un matrimonio que, cuando ganó en el 2003 aunque en realidad gana porque se baja Carlos Menem, discutían mucho.
— Sin embargo estuvieron juntos siempre…
— Lógico. Le convenía a los dos. Néstor encontró en ella un comodín para poner y sacar. Ella encontró en Néstor el apoyo para llegar adónde quería llegar.
— Cuando fue la campaña del 2011, los tres años de luto, el vestido de negro y la Fuerza del Amor, ¿les creía?
— ¡Mentira! ¡Mentira! ¿Usted sabe de qué murió Kirchner? ¿Alguien vio su cuerpo? Los argentinos teníamos derecho a ver a nuestro Presidente, como vimos a Perón, Evita, Alfonsín. ¿Murió por una enfermedad normal o murió porque lo murieron? Si quiere poner, póngalo. El país se merece una explicación. ¿Cómo se dejaban maltratar por “esa mujer”? Yo sé porque se lo digo.
— ¿Cuándo fue la última vez que lo vio a Néstor Kirchner?
— Cuando le entregaron la banda presidencial. Fuimos todos a la Casa de Santa Cruz. No se olvide que con nuestra empresa de seguridad trabajamos con Techint, en el Ceamse, la reserva ecológica y conocíamos a todos. Esa noche Néstor dijo: “Ganamos, somos los Monto”. Mi marido me agarró y me dijo: “Vámonos de acá”.
— ¿Habló con ellos de los ´70? ¿Ellos llegaron a Santa Cruz huyendo de la dictadura?
— ¡Mentira! (la mujer se enfurece). Nunca fueron Montoneros. Nunca.
— Cristina, en medios internacionales, llegó a decir que había sido una detenida-desaparecida…
— ¿Quién la iba a perseguir? Si la llevan, la devuelven a los cinco minutos…Acá hay mucho para contar, los bolsos de plata existieron. Vinieron de Santa Cruz con agujeros en los bolsillos y se hicieron ricos en el poder. Los conozco a todos. A todos.
Especial para Perfil.com (*) | Twitter: @luisgasulla