POLITICA
Panorama gremial - Opinin

La Corte avanza con la libertad sindical y le marca el rumbo al Gobierno y la CGT

El máximo Tribunal emitió otro fallo en favor de la pluralidad gremial, tema que no respetan ni el poder político ni la central obrera oficalista.

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La Corte Suprema de Justicia de la Nación emitió otro fallo en favor de la pluralidad sindical, definiendo así lo que no respetan el poder político y gremial oficialista, pese a las resoluciones en ese sentido provenientes incluso de organismos internacionales.
La sociedad de la CGT, adscripta al peronismo y defensora del unicato gremial, y del Gobierno kirchnerista, es hoy el principal escollo que impide concretar ese principio.

Pero esta actitud no es nueva. Los gremios mayoritariamente peronistas se han opuesto históricamente a que los trabajadores sean representados por alguien que no sea de su propio signo. Y la posible multiplicidad de delegados o gremios en un pie de igualdad son una amenaza concreta para esa tradición política (y sus intereses).

En ese marco, siempre ha habido dirigentes -incluso recientemente- que han tenido actitudes virtualmente "macartistas" en su afán de descalificar a quienes, sin comulgar con su pensamiento, reivindican su derecho a representar a los trabajadores.

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El ejemplo más demoledor de esta situación anómala que se acentuó en los últimos años es el de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), que logró el aval de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) pero no consigue la personería de parte del Gobierno, pese a que agrupa a un importante número de entidades.

La CTA -de fuerte arraigo en el sector estatal, sobre todo el docente- sufre el destierro político al que la sumió la administración kirchnerista, que inicialmente la llenó de caricias y loas como ejemplo del nuevo sindicalismo pero enseguida la abandonó y se unió a la CGT, con la que forjó un matrimonio hasta ahora indisoluble por fuertes intereses comunes.

La política del líder de los camioneros y jefe de la central oficialista, Hugo Moyano, junto con el ex presidente Néstor Kirchner y su esposa y sucesora, Cristina Fernández, tiene entre sus principios no dejas margen para el ingreso de otras representaciones gremiales a las grandes ligas.

Pero Moyano está sensibilizado en los últimos tiempos por los fallos de la Corte en favor de una democracia gremial plena y hasta se atrevió a torear a los jueces del máximo tribunal, quienes salieron a ponerle límites inmediatamente. Incluso el decano de la Corte, Carlos Fayt, llegó a espetarle a Moyano que es su responsabilidad la situación difícil de no pocos trabajadores.

Los sectores que reclaman pluralidad de representantes se están multiplicando en los últimos años, y uno de los ejemplos más claros es el de los trabajadores del subte.

Finalmente, después de una fuerte protesta de los delegados clasistas de esa empresa, el Gobierno tuvo que reconocer su legitimidad. Aunque, según trascendió, fiel a la tradición de la negociación, habría tenido que hacer concesiones -supuestamente en materia de fondos para la obra social- a la Unión Tranviarios Automotor (UTA), que rehusaba reconocer a los gremialistas que no son de su sector.

La actual es una buena oportunidad para observar la contracara del sindicalismo argentino. Concretamente, en España conviven desde hace décadas la Unión General de Trabajadores (UGT), de tendencia socialista, y las Comisiones Obreras (CCOO), adscriptas al comunismo, y nadie se arranca los pelos por ello.

Y este sábado -sí, sábado-, ambas centrales gremiales harán una marcha en Madrid con varias consignas fundamentales: "El trabajo, lo primero", "Por el diálogo social" y "Que no se aprovechen de la crisis". La distancia, como se ve, no sólo es geográfica. La inmensa brecha también es institucional. Acá todavía hay quienes, en el poder político y gremial, tienen vendas en los ojos, pero no para impartir Justicia de manera imparcial, sino para seguir ignorando la realidad.

 

(*) Agencia DYN