Eran casi las cuatro de la mañana del lunes 19 de enero. A bordo de su Ford Mondeo, el secretario de Seguridad Sergio Berni recibía el teléfono celular de manos de uno de sus funcionarios de mayor confianza. Estaban volviendo al ministerio de Seguridad luego de haber pasado por el edificio Le Parc. Del otro lado del teléfono la ex mujer de Alberto Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, desde Europa.
Esa charla, que duró unos 20 minutos, quedó envuelta en una fuerte polémica. Es que la magistrada denunció que Berni –que ahora está de viaje de Francia– hizo caso omiso a su pedido para que la fiscal, Viviana Fein, no realice ninguna autopsia hasta que se presenten peritos de su confianza.
El tema cobró notoriedad el jueves cuando, al anunciar el resultado de su propia pericia, Arroyo Salgado denunció que funcionarios del Gobierno nacional evitaron pedirle a la fiscal Viviana Fein que no se manipule el cadáver de Nisman antes de que lleguen los expertos de su parte.
Según fuentes judiciales, pasadas las dos y media, el secretario de Cooperación, y mano derecha de Berni, Darío Ruiz, le mandó un mensaje por Whatsapp a Arroyo Salgado: “Doctora estoy en el lugar (el piso de Nisman en Le Parc), si necesita algo avíseme”.
Acorde a lo que se desprende de la causa, una hora después, aproximadamente a las 3.30, la jueza lo llamó a Ruiz. Tras una breve charla, en la que le reveló cuestiones familiares –como la angustia que estaban pasando las hijas–, Ruiz le pasó el teléfono celular a Berni, quien le dio sus condolencias y entabló un diálogo. Ya se había retirado de Puerto Madero.
En este punto se genera la controversia. Según la magistrada le realizó el requerimiento a Berni para que le pidiera a la fiscal que no realizara la autopsia.
Según el secretario de Seguridad, Arroyo Salgado le relató una serie de cuestiones vinculadas a cómo procedería: le reveló que se presentaría como querellante, le aclaró que Nisman no tenía armas consigo y le adelantó que pondría peritos de parte.
“Es un problema de interpretación, Sergio lo tomó como un comentario. Pero aunque haya sido un requerimiento, no es función del secretario de Seguridad pedirle a la fiscal eso. De todas maneras, lo hubiera hecho si se lo pedía”, afirmó una fuente que acompaña al funcionario desde hace más de cinco años. “Tenía muchos caminos para el requerimiento, que no sólo era el Poder Ejecutivo, y ella, siendo jueza, lo sabe perfectamente”, agregó la misma fuente.
Según los especialistas, en términos estrictamente jurídicos, no tiene validez ya que debía presentarse un escrito solicitando que no se tocara el cuerpo.
La fiscal Fein reveló que eso ocurrió 10.15 de la mañana cuando el novio de la magistrada, Guillermo Elazar, presentó el escrito. Antes había desfilado por el juzgado, donde lo enviaron a la fiscalía 45. Pero fue tarde: a las 8 se había realizado la autopsia.
De todas formas, la celeridad con la que se realizó la autopsia es uno de los temas que más enojó a la ex mujer de Nisman. “Berni no nos comunicó que tuviésemos que esperar para realizar la autopsia. Se dedicó a dar el pésame”, dijo ayer Fein en el canal 360 TV.
¿Qué otros caminos tenía? Según fuentes judiciales, por caso, solicitarle a la madre de Nisman, Sara Garfunkel, o, a la tía del fiscal, que aún estaban en Le Parc, que le transmitieran el requerimiento a Fein. Tampoco hubo intervención de personal del juzgado de San Isidro que preside para colaborar. En este contexto, Arroyo Salgado también le pidió a la policía que se frene la autopsia. Esa noche habló con uno de los custodios, Luis Miño, y le pidió que transmitiera ese mensaje. Miño le pasó al superintendente de la Federal, Roque Carlos Luna. Arroyo Salgado creyó que era el comisario Román Di Santo.