POLITICA

La historia Macri-Michetti, del "ninguneo" al "orgullo" de ser la vice

La flamante precandidata a vicepresidenta tuvo que reinventarse tras la dura derrota del 26 de abríl. Galería de fotos

Michetti fue la primera espada electoral del PRO para gobernar la Ciudad.
| Dyn

La Cordillera de Los Andes ofició de barrera de contención para la senadora Gabriela Michetti, que eligió viajar a Chile para refugiarse de un duro golpe en su carrera política: había desobedecido por segunda vez a su padrino político, Mauricio Macri, y había caído derrotada en la Ciudad de Buenos Aires después de dividir al gabinete del PRO.

Pero los aires trasandinos hicieron que la exvicejefa de Gobierno porteño pueda renovarse. Llegó y no perdió tiempo para reconstruir relaciones. Se puso a tiro en la campaña de su anterior rival, Horacio Rodríguez Larreta, y le pidió una reunión mano a mano al líder del PRO para limar asperezas.

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¿Qué había quedado atrás? Una desprolija interna en el partido que gobierna la Ciudad: en principio, Macri le había impedido presentarse. Después cambió de parecer y permitió la interna bajo la promesa de “mantenerse neutral”. Pero los números no acompañaban a su delfín y tuvo que intervenir de manera directa.

Fue el 27 de marzo, mediante un posteo en la red social Facebook, donde el líder del PRO dejó en claro que Rodríguez Larreta era su sucesor. Allí comenzó a cambiar la elección, que venía cuesta abajo para el núcleo duro del macrismo. 

Pero eso no fue todo: dos semanas después, el golpe de gracia se lo dio Jaime Durán Bárba. “Gabriela ha sido una buena militante. No mucho más que eso”, dijo, en un reportaje con el diario La Nación donde redujo a la senadora a “una persona más dentro del PRO” y no una “fundadora”.

Entonces la interna del gabinete se radicalizó: primero Macri bajó línea de que “ningún candidato usara su imágen” en la campaña. Después, según relató públicamente el propio Federico Pinedo –jefe de campaña de Michetti–, la orden fue “hagan lo que quieran”.

“En el PRO estamos aprendiendo de esta interna, nunca lo habíamos vivido y pensamos que fortalece nuestro espacio”, contó Michetti el 26 de abríl, minutos antes de que su “hermanito mayor” se subiera al escenario de Costa Salguero a bailar a rabiar.

La senadora Michetti, una de las primeras caras visibles del PRO, esa que había desobedecido en 2013 a su jefe y se había negado a competir en la Provincia, la misma que había rechazado ser candidata a vicepresidenta, atravesaba un crisis de depresión o resiliencia. ¿Había perdido su encanto con el electorado?

El empresario Nicolás Caputo, amigo personal y “jefe de Gabinete en las sombras” de Macri, estaba convencido de que la personalidad y los altos índices de conocimiento y aceptación de Michetti serían valiosos para el espacio.

Antes de viajar a Chile, incluso, a la senadora la volvieron a sondear como candidata a vicepresidenta. Pero también había plan B: la semana posterior al 26 de abríl, cuando se barajaba la posibilidad de que Cristina Fernández de Kirchner sea candidata al Parlasur, la mesa chica del macrismo también consideraba ese lugar el la lista para su espada electoral.

Entonces, la senadora cambió la arena caliente de la política porteña por el caluroso desierto de Atacama, a donde llegó junto a su pareja, Juan Tonelli. Nadie sabe qué habrá pasado en su cabeza por esos días, pero desde su regreso Michetti logró convertir su crisis en una oportunidad.

“Quiero anunciarles con mucha alegría y orgullo que mi compañera de fórmula será Gabriela Michetti”. Esas fueron las palabras elegidas por el jefe de Gobierno porteño para confirmar públicamente, al mediodía del viernes, para dar a conocer la novedad. “Ella es un testimonio de los valores que nosotros queremos para la política. Puedo dar fe de todo lo que tiene para aportarle al país”, remató.

Ahora Michetti y Macri deberán demostrar en las urnas que salieron fortalecidos de la sangrienta interna que mantuvieron hace dos meses.