Nada habría sido igual hoy en el Congreso de la Nación si Alberto Nisman no hubiese presentado su denuncia por presunto encubrimiento en la causa AMIA contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y varios de sus funcionarios. Mucho menos si el fiscal no hubiese aparecido muerto en su departamento de Le Parc con un tiro calibre .22 en la sien, un fallecimiento aún caratulado como “dudoso” para la investigación, justo un día antes de tener que respaldar esa misma denuncia ante el parlamento.
Pero ambos hechos sucedieron y provocaron que el Congreso se dividiera en dos: por un lado, la audiencia pública por la muerte del fiscal y, por el otro, el debate para dar media sanción al proyecto de la Agencia Federal de Inteligencia, apodada como “la nueva SIDE”.
La jornada comenzó en el Salón Azul del Senado, donde la oposición coordinó una audiencia pública para recordar al titular de la UFI-AMIA. El momento más emotivo fue el discurso de su exesposa, la jueza Sandra Arroyo Salgado: "Concurro a este espacio sin ningún tipo de intencionalidad política. No soy oficialista, no soy opositora, y en esta coyuntura que estamos viviendo no tengo una definición política", sostuvo. Luego recordó que en ese lugar debería haber estado el difunto fiscal un día después de su muerte: "Vengo a ocupar un espacio que nunca pensé, y al que era previsto iba a asistir Nisman", agregó.
La jueza reclamó "un trato prudente ético y responsable a todos los miembros de las instituciones de los distintos poderes, porque somos servidores públicos y debemos fortalecer las instituciones, dejar que en la Justicia trabajen tranquilos y creer en las instituciones". Luego pidió a los referentes opositores que "evalúen denunciar el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos".
Otro momento fuerte de la audiencia fue la alocución de Beatriz Sarlo. "La muerte de ese fiscal, como la muerte de aquel colaborador de Lisandro de la Torre, nos marca para siempre. Va a ser el acontecimiento de nuestras vidas y es posible que también lo sea de gente mucho más joven que nosotros", afirmó la ensayista.
La escritora estuvo presente en la movilización convocada para el 19 de enero, un día después de que se conociera la muerte de Nisman, y recordó ese evento: "Lo que vi el otro día, no fue tristeza, además había algo de otro orden. Ví gente que no sabe si las fuerzas desatadas, alguna vez podrán ser dominadas", describió.
En el otro Congreso había una preocupación más urgente y material: dar media sanción al proyecto de ley que crea la Agencia Federal de Inteligencia, en reemplazo de la actual Secretaria de Inteligencia. Una norma impulsada por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien atribuyó la muerte del fiscal, que según ella "no fue suicidio", a la guerra de espías desatada por el ex hombre fuerte de la SIDE, el misterioso Jaime Stiuso.
El proyecto, que también propone que la Procuración General de la Nación maneje las escuchas telefónicas, enfrentaba un problema técnico: el kirchnerismo no lograba quórum propio para votarlo. Con 37 senadores presentes, el Frente Para la Victoria no podía dar inicio a la sesión. En una maniobra misteriosa, apareció el legislador fueguino Jorge Garramuño (integrante del MPF, del interbloque Federal) para completar la nómina. Luego se presentaron siete de sus compañeros de banca, que votaron en contra. Fue inútil: el proyecto se aprobó con 38 votos a favor. Garramuño, curiosamente, no estuvo presente a la hora de votar.