POLITICA
Semana 20

La presidenta tiene razón: en Argentina se realizaron cosas que no se pueden creer

El lanzamiento de la candidatura de Kirchner se llevó a cabo en el Teatro Argentino de La Plata. El nombre del lugar connota y denota.

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| Cedoc

Aquí se come mal. Se educa mal. Se cura mal. Se habla mal (y pronto). Y aquí (sobre todo) suceden cosas raras. Pero al menos aquí sobra crea-ti-vi-dad. En vez de historia tenemos teatro social.

Pruebas frescas al canto: esta semana un capocómico, dos de reparto y 2000 extras concretaron el estreno más sonado de la escena nacional. (“Sonado” en su acepción de colifato). No cualquiera va y se carga toda la inventiva que va de Gordon Craig a Bob Wilson, y encara la actualidad como epopeya a la que puede dar la dirección que se le antoje. Esto es, retorcer el cuello de la realidad hasta que se parezca a su fantasía.

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Noel Coward mezcló tiempos como naipes. Brecht enfrió la emoción. Beckett llegó hasta la boca misma del silencio (y lo tocó). Pero faltaba el delirante que echara la política al canasto y a cambio impusiera su capricho como proyecto. Menem lo intentó pero se incendió en la parodia.

Kirchner es de amianto. No teme: asusta. De abandonarlo los dioses y caerle de rescate Moreno en la azotea haría la de Cortés: quemaría el helicóptero. K. será oscuro pero lo tiene claro. Como buena garrapata vino para quedarse. Su endiablada tozudez lo empuja a monologar a lo que salga. Sus puestas de escena no se veían desde el circo de los Podestá. Un mes antes de abrirse la gatera electoral lanzó a su personaje Salvador a recorrer los villeríos de periferia. Y en La Plata celebró un ensayo general que debemos analizar.

Todo lo que sucede es símbolo. Y las palabras guardan sentidos ocultos. El espectáculo tuvo lugar en el Teatro (sic) Argentino (sic) de La Plata (sic). Lo cual denota y connota a la vez. En la ocasión, y durante 55 minutos un K. asistido por foniatras pasó de la voz crispada de un pastor brasileño mediático al susurro inaudible del Papa. Estrategia de seducción, acoso y embalurdamiento para enfrentar a quienes supone buscan robarle la Caja pública que considera propia. Para calentar el ambiente lanzó al ruedo a dos partiquinos moldeados en su plastilina. Guevara reivindicó la patria hippie y Scioli repartió futuribles.

Un travelling por palcos y platea mostraba cientos de mutantes rostros Zelig. Imbuído del método Stanislavsky, Kirchner alcanzó su más efectivos pianísimos al convocar a “hermanos y hermanas”, lo que llevó a lagrimear a su hijo Máximo y a entrar en estado hipnótico al ministro Massa. Tras la homilia del jefe, pretendió el análisis. “La Argentina está saliendo de la adolescencia” (sic) profundizó. (¿No era del infierno?).

Lo perpetrado en el Teatro Argentino de La Plata es muestra modelo del panorama político teatral que se vive en el resto del país. Con la oposición tambien. Donde los líderes clonados se humanizan y son cordiales entre sí, es en el ámbito de la televisión. Pero la sátira no alcanza a influir en los personajes originales que pujan fuera. Tampoco en la presidenta pues afirmó esta semana que durante el gobierno de Kirchner y el actual “se realizaron cosas que no se pueden creer”. Pues de eso, señora, se trata.Que no lo podemos creer.

*Columnista de Perfil.com.