Guillermo Pereyra, número dos de la CGT de Hugo Moyano, es considerado uno de los hombres más poderosos de su provincia, Neuquén. Lidera el gremio de los petroleros privados, un sindicato clave en la reconstrucción de poder moyanista. Integró hasta hace una semana el directorio de YPF como representante de los trabajadores y asegura que se fue en buenos términos. En esta entrevista revela una puja de poder en la petrolera estatizada.
—¿Con qué se encontró cuando asumió en YPF?
—Mal, muy mal, con deudas, con un rojo en la cuenta, yacimientos abandonados. (El CEO de YPF Miguel) Galuccio tiene la camiseta puesta, logró parar el decline en la producción, pero tiene que tener acompañamiento de todos. Yo lo acompañé mucho estos seis meses. El fija una política empresaria y el sector político no tiene que participar en YPF.
Lea la nota completa en la edición impresa del Diario PERFIL.