Elisa Carrió camina tambaleante hacia el mar. Acaba de levantarse de una siesta de media hora bajo el sol y el cansancio aún la domina. Se sumerge hasta la cintura y antes de darse el primer chapuzón del día en las frías aguas de Punta del Este se pone a rezar. Tiene la cara blanca por el bronceador solar y a pesar de estar en la playa luce los labios pintados de rojo carmesí.
Son las 15.30 del viernes 25 y Lilita disfruta a pleno del día navideño en la Parada 1 de La Mansa, su playa preferida en Punta del Este. Es el quinto día de su estadía y ya luce un bronceado envidiable. Noticias la aborda a la salida del mar, pero ella rehusa una entrevista formal. "Disculpen chicos, estoy de vacaciones. Estoy muy relajada y quiero pasar las fiestas tranquila", dice con una sonrisa.
La flamante diputada llegó al a costa esteña para descansar. Dice que su plan incluye pasar las fiestas desconectada de la política para recargar energías tras un año que la tuvo a maltraer: salió tercera en las elecciones del 28 de junio en la Capital -un distrito que considera propio, y donde siempre cosechó buenos resultados- y como consecuencia de la desgastante campaña sufrió mareos y fuertes dolores en las cervicales.
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