En modo electoral, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, sigue siendo una de las funcionarias que estarán muy presentes en la campaña electoral para acompañar al presidente Mauricio Macri en su camino hacia la reelección. La nominación de Cristian Ritondo como cabeza de la boleta a diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires volvió a subirle las acciones a la ministra para acompañar en la fórmula presidencial. La seguridad como eje.
Es que, sea elegida por Macri como su vice o no, su figura seguirá cobrando fuerza en la campaña electoral dado que la Casa Rosada eligió la seguridad como una temática central del discurso y de la gestión.
En ese marco, Bullrich seguirá teniendo una presencia clave tanto en medios de comunicación como en la calle. Una primera muestra de esto fue el DNU de extinción de dominio que la tuvo como principal vocera, pasando por la agenda antinarcotráfico hasta la modificación del Código Penal, todos temas que se colarán en la campaña a pedir del oficialismo.
Pero no solo eso. Hacia adentro, la ministra viene recogiendo, en silencio, adhesiones internas. Por caso, intendentes del interior –desde los del PRO hasta los radicales–, pasando por otras figuras de Cambiemos que ven en ella un potencial que permitiría consolidar el voto macrista y evitar grandes fugas “por derecha”.
Consultada esta semana en el canal A24 sobre la posibilidad de ser candidata a vicepresidenta, Bullrich respondió: “El Presidente no me ha planteado nada. Es un tema que decidirá en la intimidad. La gestión que me encomendó es la que hoy reconoce la gente, el cambio de las leyes y la defensa de las víctimas”.
Una hipotética candidatura de la ministra también animaría la hiperpolarización. Justamente, respecto del panorama electoral, Bullrich explicó: “En la Argentina no hay un solo sistema político democrático. Hay un sistema democrático que representa Cambiemos y un modelo antidemocrático de brutalidad que ha representado el kirchnerismo”.
Además de ella, también asoma Carolina Stanley, la ministra de Salud y Desarrollo Social, como posible compañera de fórmula de Macri. La relación entre ellas es pésima y ni siquiera se disimula en las reuniones de gabinete ni en los almuerzos de los viernes de los ministros en Olivos. La tensión llegó hasta el despacho presidencial y también al jefe de Gabinete, Marcos Peña, que optó por intentar aquietar las aguas.
La pelea se basa en la discusión sobre los planes sociales. Bullrich suele argumentar que el Gobierno debería ponerse más duro con los que los reciben. Stanley contraargumenta que se les pide asistencia a centros educativos y que sirven como un dique de contención social clave ante la crisis económica.
Gabriela Michetti, en tanto, tampoco es descartada para repetir en la fórmula.
De todos modos, Bullrich tomó un camino que le permitió crecer hacia dentro del gabinete y hacia afuera con el electorado. El tema clave que fue un antes y un después fue el caso Maldonado, donde sostuvo su defensa de la Gendarmería desde el primer día, a pesar de los embates internos. Desde esos duros días de 2017 a la ministra le quedó una relación muy estrecha con el Presidente, quien decidió sostenerla. No ocurrió lo mismo con Peña.