“Ahora que te quedaste con nuestra coparticipación, el asado lo pagás vos Axel”. Horacio Rodríguez Larreta eligió el humor. Fue justo cuando, tras una semana de conflicto por la ofensiva del Gobierno nacional por los fondos de la Ciudad, le tocó reunirse en Olivos el jueves por la noche con el presidente Alberto Fernández y el gobernador bonaerense. La pandemia era el motivo de la convocatoria y el jefe de Gobierno no quiso ausentarse.
Tras la reunión tripartita los casi 45 minutos que el jefe de Estado y Larreta estuvieron solos fue también amena. El presidente escuchó de boca del jefe comunal que ya estaba lista la presentación ante el Corte Suprema de Justicia y luego hablaron de intentar frenar los extremos del oficialismo y la oposición. Sostener la moderación y el diálogo fue el denominador común. En la Ciudad lo vieron con buenos ojos: un gesto de recomposición y de ir hacia al medio compartida.
De todas formas, el conflicto lo depositó a Larreta en el centro del escenario político como nunca antes. Por ello, reactivó sus relaciones políticas full time y esta semana tuvo un raid de contactos con los aliados de Juntos por el Cambio. Tiene dos aliados clave en ese trabajo. Uno es el más visible: el vicejefe Diego Santilli. El otro es el diputado más larretista del Congreso: Álvaro González, quien hoy oficia como uno de los armadores dilectos.
La máxima que viene desplegando el jefe comunal es clara: “todos adentro” e, incluso, como le planteó el jueves al bloque de diputados nacionales del PRO: “Hay que ampliarnos al centro, no corrernos al centro. Para ganar la elección del año que viene y también en el 2023”. En esa cumbre virtual, Cristian Ritondo, jefe de la bancada y quien ya tiene hasta un sticker con la frase “Cristian 23” y el mapa de la Provincia de Buenos Aires de fondo, lo ejemplificó: “Horacio hasta incluyó el socialismo en la Ciudad”.
Desde que Mauricio Macri lo eligió jefe de Gabinete porteño en 2007 Larreta siempre se ufanó de dedicar el 90% de su tiempo a la gestión. Hoy esa doctrina larretista fue sustancialmente modificada. Por ello, el martes estuvo hablando con Macri. Fue una charla con buena sintonía, aunque el jefe de Gobierno porteño entendió que el ex presidente le marcó la cancha con su carta, dos días después de su conferencia sobre la coparticipación.
A la vez, tomó con buenos ojos que haya insistido con “bancarlo” en su reclamo. Un día antes, había cruzado un llamado con Patricia Bullrich, con quien, a pesar de miradas distintas, sigue en contacto. Bullrich suele repetir que el jefe comunal respeta los acuerdos que traza con él.
El jueves fue su día de “rosca” larretista full time. Salvo por un par de reuniones vinculadas a la presentación judicial ante la Corte, habló con Elisa Carrió, vía Santilli. Fue un breve diálogo donde le contaron a “Lilita” la estrategia de concurrir a Olivos por la situación sanitaria pero mantener el reclamo judicial. “Me parece bien que vayas por la pandemia pero sean firmas con la coparticipación”, le respondió la ex diputada.
Fue un día “peronista”: recibió a Miguel Pichetto con un café junto a Santilli y González. En la reunión, aunque es un férreo defensor de los planteos de Macri, el ex candidato a vicepresidente dio su apoyo a la estrategia larretista. “Entiendo el juego de Horacio y nos está jugando bien”, lo sintetizan en Uspallata. También ese día recibió al intendente de San Miguel, Jaime Méndez, y su tutor político, el ex ministro de Gobierno bonaerense, Joaquín de la Torre, un histórico peronista que forma parte de la mesa provincial de Juntos por el Cambio.
Ese mismo día, al cierre del Zoom con los diputados nacionales del PRO dejó la impronta de sus próximos años como líder opositor: “Estoy para hacer política, asumo el rol que tengo hoy. Le dedico mucho tiempo a la política, a la construcción nacional y a la consolidación de Juntos por el Cambio en el país”.