POLITICA
socios estratégicos

Larreta y Bullrich afianzaron el vínculo pero siguen con distintos proyectos a futuro

Después de un cierre de listas tenso, el jefe de Gobierno y la titular del PRO mejoraron la relación. Ella grabó spots con Vidal y él tomó los ejes que proponía para la campaña.

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Dupla. En Pizza Cero, luego de que Bullrich anunciara su acuerdo con Larreta y declinará competir en las PASO de la Ciudad. | Pablo Cuarterolo

“No podemos defraudar a nuestros votantes, no me puedo bajar”. Patricia Bullrich pasó días de zozobra antes de declinar su candidatura a diputada nacional por la Ciudad. Mientras terminaba de madurar la decisión, uno de sus hombres de máxima confianza, Gerardo Milman, quien además fuera su jefe de gabinete en el Ministerio de Seguridad, comenzaba a explorar cómo sería el acuerdo con Horacio Rodríguez Larreta.

En esos días Bullrich había recibido, en la sede del PRO nacional, al secretario general porteño, el larretista Fernando Straface. Con cara de pocos amigos, tras hacerlo esperar en el quinto piso de la sede de la calle Balcarce, arrancó la conversación con un:  “¿Qué querés? Si viniste a convencerme que me baje, perdés tu tiempo”.  

Sin embargo, la presidenta del PRO fue aflojando progresivamente. Y encaró una serie de charlas con Straface, quien poco a poco fue desarmando la coraza “bullrichista”, y luego con el jefe de Gobierno. Así, el jueves 3 de julio, antes del cierre de listas, Larreta y la ex ministra de Seguridad terminaron en Pizza Cero, el bar a metros donde un amigo de Larreta le presta el departamento para vivir, sellando el acuerdo a mediano plazo de paz política y mirada a futuro.

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Solo el ímpetu verborrágico de un diputado nacional por la Provincia, quien adelantó la “bajada” de Bullrich esa misma noche, generó malestar. Todo se solucionó 36 horas después con la oficialización de la decisión. “No podía enfrentarme al único gobernador que tenemos, si le ganaba lo iba debilitar frente al gobierno nacional”, razonaría, tiempo después.

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Hoy son aliados estratégicos. Aunque ninguno de los dos es candidato, serán los grandes electores de las PASO donde participa el PRO en todo el país. Con miradas, y en muchos casos, tácticas diferentes, construyeron un vínculo personal que pasó de almuerzos esporádicos a chats cotidianos.  

“Tengo muy buena onda con Patricia. Valoro mucho el gesto que tuvo al bajarse y trabajamos juntos en todo el país”, repite Larreta ante sus íntimos. Aunque se conocen hace largos años, la coyuntura política los puso en el centro de la escena como nunca a antes.  

“Horacio me cumple”, solía decir la ex ministra hasta 2020. No era para menos: tenía dos legisladores (la misma cantidad que cosechó en la boleta hoy) y un par de funcionarios en el elenco porteño. Uno de ellos también fue importante para el acuerdo: Juan Pablo Arenaza, subsecretario del área de Seguridad y ex legislador porteño, hoy candidato para volver al Parlamento de la Ciudad.  

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El acuerdo implicó varios ejes. En primer lugar que Bullrich pueda recorrer el país con todos los candidatos, libertad de discurso para establecer sus ejes y adelantar su intención de ser candidata a presidenta. Además, una negociación que entablaron Milman y Straface por las boletas.  

Por el lado del jefe de Gobierno, además de la “bajada”, afianzar el vínculo para el armado por el país, sostener la unidad y el apoyo a María Eugenia Vidal y Diego Santilli para que no migre el “voto duro”. Con un aditivo: el PRO quedaría en manos de ella. “Si era candidata en una PASO con María Eugenia y perdía, también perdía el partido”, ensayaban los larretistas. Se lo planteó explícitamente uno de ellos a Arenaza un mes antes. El mensaje llegó, a pesar de que la ex ministra siempre sostuvo que hubiera ganado esa interna.

Actualmente Bullrich tiene el récord de apariciones con la ex vicejefa porteña. Entrevistas conjuntas, recorridas y charlas con vecinos. Dejaron atrás viejos resquemores de los años gobernando y actualmente se las ve más cómodas juntas.  

Cuando comenzó a diagramarse la campaña, el equipo de la Ciudad le presentó el diseño y la estrategia. A la presidenta del PRO le gustó: “Tomaron todos los ejes que venimos planteando desde el año pasado, me siento reivindicada”, le comentó a sus colaboradores.

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La “halconización” de Vidal que se ve hoy era un paso natural. De hecho, el jueves, al lado de la Mezquita de Palermo, ambas grabaron videos y se sacaron fotos pidiendo el voto. Los spots saldrán en septiembre y también habrá material para gráfica y redes sociales.  

Pero no todo son rosas en el campo del binomio Larreta-Bullrich. En Salta y en La Rioja, por caso, las estrategias provinciales no fueron las mismas y ya hay reproches silenciosos cruzados. Otro casos, como Santa Fe, los mostraron juntos detrás de la fórmula Angelini-Granata. Para ese trabajo de orfebrería en 2019 el jefe comunal colocó estratégicamente a Eduardo Macchiavelli como secretario General del PRO, quien sostiene la cordialidad con la presidenta del partido. No mucho más.

En este contexto, el binomio sigue teniendo diferencias ideológicas: el jefe comunal continúa reivindicando la “moderación” y el “diálogo” mientras que la ex ministra cree en un cambio radical de modelo político y que, con esa estrategia, “el kirchnerismo te lleva puesto”.  

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La metodología de trabajo también los enfrenta: en el larretismo la acusan de no avisar de sus movidas o de “puentear” a dirigentes provinciales. Está claro: son dos proyectos distintos para 2023.  

Y es parte de lo que charlaron en aquel encuentro en Pizza Cero, donde blanquearon las mutuas aspiraciones presidenciales y reconocieron que son parte de un objetivo común: ganarle al kirchnerismo. Y que, en definitiva, es necesario el apoyo de uno a otro. Lo sintetiza un dirigente del PRO que habla seguido con ambos: “Veo muy difícil que haya una interna en el futuro entre ellos. El que se dé cuenta que no llegue va a terminar apoyando al otro al final del camino”.

CP