Ayer, cuando las negociaciones entre el Gobierno y la dirigencia agropecuaria continuaban postergándose, las cuatro entidades agrarias habían reclamado en formatajante que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ordene a sus funcionarios fijar "día y hora" para una audiencia que ponga en marcha las negociaciones para destrabar definitivamente el conflicto.
Entre la gente de campo crecía la "sensación" de que el gobierno no tenía "realmente intenciones" de poner los temas más candentes sobre la mesa, y apostaba a dilatar la cuestión para ver si el problema se supera por inercia.
Por su parte, el jefe de Gabinete había dicho que todavía no había fecha para el encuentro con los dirigentes ruralistas, y pidió "serenarnos y ver de qué modo nos ponemos a trabajar" sin "seguir tirando temas que resultan irritativos o conflictivos".
Aludia en ese sentido a declaraciones de algunos dirigentes que afirmaron que siguen en estado de alerta y que estarían dispuestos a volver a tomar medidas de protesta si no se responde a sus reclamos.
El titular de la Federación Agraria Argentina (FAA), Eduardo Buzzi, había asegurado ayer que "no corre peligro" la tregua de 30 días abierta tras 21 días de un paro total, con cortes de ruta, que generó desabastecimiento de algunos productos de la canasta básica, como carne y lácteos, pero en una postura mucho más frontal, el titular de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), Pedro Apaolaza, dirigió un ultimátum al Gobierno al alertar que "si en 24 ó 48 horas no se define de una vez por todas la convocatoria al sector, se podrían analizar nuevas medidas de fuerza".
Apaolaza dijo que hasta ahora "sólo tenemos simplemente anuncios" de medidas por parte de las autoridades, pero que "no se concretan nunca": "Los días pasan y el gobierno no reacciona", sostuvo.
En tanto el Mercado de Liniers, en el segundo día de la semana, presentó ayer un importante ingreso de vacunos, diez mil cabezas, que ya aventaron el fantasma del desabastecimiento. Sin embargo, a entidades defensoras de los consumidores preocupaba el alza en el precio de la carne que se produjo en las dos últimas semanas por el desabastecimiento, y que no cedía aunque la situación se había normalizado. Al punto que la entidad Consumidores Libres llamó a un boicot a la compra de carne hasta que los valores vuelvan a la normalidad.