Casi la mitad de las personas usan parte de sus ahorros para cubrir gastos de la canasta básica y ocho de cada diez hogares de familias de clase media que tienen empleo destinan la mitad de sus ingresos para comprar comida cada mes.
PERFIL relevó diferentes consultoras que analizan los nuevos hábitos de consumo en tiempos de alta inflación.
Según el Centro de Almaceneros de Córdoba, que realiza estadísticas mensuales, el 46% de las personas encuestadas en julio se vio obligado a utilizar sus ahorros para solventar gastos básicos. Otro dato notorio fue que el 80,2% de los grupos familiares reconoció que destinó más del 50% de sus ingresos solamente a la compra de alimentos.
Según este sondeo, al resignar parte de sus ahorros las familias destinan el dinero guardado a cubrir gastos como los productos de la canasta básica, el alquiler o los servicios de luz, agua o gas. Si bien esta es una tendencia que venía creciendo, aseguró a PERFIL Germán Romero, director de Estadísticas de la institución, durante los últimos dos meses “se nota un decrecimiento en las familias que se gastan los ahorros, no porque no tengan la necesidad de hacerlo, sino porque se van agotando”.
Algunas consultoras anticipan que en agosto se acelerarán los precios de la canasta de carne
Estas familias, afirmó, “pasan a otra instancia, que es la de acudir a préstamos de familiares, instituciones financieras o bancos”.
Entre los medios de pago también creció el uso de la tarjeta de crédito, que permite “ganarle tiempo a la inflación” pero que puede asfixiar con las tasas de interés si no se cubre el gasto total mensualmente.
Según el índice Payway Prisma Medios de Pago, las compras con crédito representan el 58,49% del total de las transacciones hechas con tarjeta en el primer semestre de este año, lo que significa un crecimiento del 19,53% con respecto al primer semestre de 2022.
De acuerdo al relevamiento del Centro de Almaceneros de Córdoba, del 87,8% de los hogares que son los que debieron, en julio, financiar alimentos, el 43,7% lo hizo con tarjeta de crédito, el 40,6% pidió fiado o a cuenta y el 3,52% restante acudió a dinero prestado.
Además de la necesidad de usar ahorros, el mismo organismo informó que, en julio de este año, el 27% de las familias tuvo que vender algún bien de su propiedad para llegar a cubrir los gastos esenciales.
La Canasta Básica de Alimentos alcanzó los $102.266,27 y aumentó un 60% en lo que va del año
De acuerdo con el informe más reciente del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA sobre “Privaciones sociales y desigualdades estructurales”, solamente el 12% de los hogares argentinos tiene capacidad de ahorro. “Lo que está claro es que la posibilidad de ahorro está segmentada según estrato, siendo los hogares del estrato medio profesional los que más chance tuvieron de ahorrar”, afirmó a PERFIL Juan Ignacio Bonfiglio, uno de los autores del documento.
La capacidad de ahorro de los argentinos, destacó el especialista, viene marcando un descenso en los últimos 12 años. “Los valores más altos los tenemos en 2011, que de todas maneras no superan el 17% de las familias”, agregó.
Los más perjudicados en la ecuación son los hogares de clase media no profesionales, “que han visto perder en mayor medida esta posibilidad”, argumentó Bonfiglio.
El 22% de los productos tuvo subas la semana pasada respecto a la anterior
El deterioro es persistente, y se explica “principalmente a partir del impacto que tiene la suba de precios y la recomposición del salario, que no alcanza para compensar”, sintetizó.
Para los que aún tienen la posibilidad de ahorrar, existen diferentes opciones. “La alternativa para preservar el valor no es única, y depende de las posibilidades, el nivel de riesgo que se quiera enfrentar y el horizonte de decisión”, explicó a este medio Eugenio Marí, economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso. “Los activos argentinos, acciones y bonos han mantenido una rentabilidad muy importante en los últimos meses, pero a medida que nos acercamos a las PASO la volatilidad en el rendimiento va creciendo”. El economista opinó que, en cambio, “el dólar sigue apareciendo como el refugio natural de los argentinos frente a la incertidumbre, algo que ha contribuido a la suba del tipo de cambio paralelo en las últimas semanas”.
La pérdida del poder adquisitivo del peso desincentiva el ahorro en la moneda local. “Lo que está claro es que los argentinos no quieren los pesos. Justamente esto hace que hoy la cantidad de pesos en circulación, en términos reales y ajustado por el crecimiento del PBI, se encuentra en mínimos desde finales de la década de 1980”, concluyó.