POLITICA
NEGOCIACIONES CONTRARRELOJ

Las idas y venidas de un acto que generó reproches al interior de la central obrera

La organización del homenaje en la sede de Azopardo motivó discusiones entre los jefes gremiales, quienes no estaban convencidos con exponerse a un gesto de respaldo al presidente Alberto Fernández. El teléfono descompuesto durante la semana en torno a la organización y la permanencia de los reclamos para profundizar las medidas económicas para aliviar el bolsillo. Pablo Moyano, con agenda propia en Chaco, fue uno de los ausentes.

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Bienvenido. El referente de la UOM Antonio Caló saluda efusivamente al ministro Martín Guzmán. | Pablo Cuarterolo

La novela del acto de Alberto Fernández en la CGT que se concretó en Azopardo 802, en homenaje a Juan Domingo Perón, tuvo una trama intensa.

Hubo teléfonos descompuestos e incertidumbre hasta el final, con protagonistas que quedaron en el ojo de la tormenta y con consecuencias que pueden marcar la relación entre la Casa Rosada y la principal central obrera.

En esta historia, según sectores gremiales de peso, Héctor Daer quedó marcado al organizar de manera unilateral el evento con el jefe de Estado, sin consultar siquiera a sus pares de mayor relevancia.

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El gesto se sumó a otro que tuvo la semana pasada: el líder de Sanidad se reunió con la vicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner, y tampoco se ocupó de dar aviso, lo que generó molestias al por mayor.

Desde el entorno de uno de los dirigentes le confían a PERFIL que esperaban de Daer otro tipo de accionar y anticipan que la relación puertas adentro de la CGT puede adquirir una dinámica distinta en el futuro.

Por otro lado, los diferentes capítulos de esta aventura reflejan una realidad: un número para nada menor de sindicalistas no estaba de acuerdo con compartir un nuevo acto con Alberto Fernández, luego de aquel que se produjo en mayo en la Uocra, con reclamos pendientes de larga data y que hasta el momento no tienen resolución.

Uno de esos pedidos está relacionado a las medidas que, según el ala cegetista más combativa, debería encarar la Casa Rosada para frenar la inflación. Con la suba de precios todavía en ascenso, las paritarias podrían quedar desfasadas y las bases, con salarios golpeados, tendrían condiciones para adquirir más temperatura.

Por eso, cobró vida la chance de motorizar una marcha contra los empresarios formadores de precios, algo que nunca terminó de convencer a una parte de los gordos y, además, no contó con discusión interna. El otro tema ya forma parte de un clásico y tiene que ver con la aparición de fondos estatales que alivien la delicada situación de las obras sociales, más que complicadas luego de la pandemia del coronavirus.

Para agregarle un condimento extra a los sucesos, entró en juego la distorsión en la comunicación entre el Gobierno y la CGT para concretar el acto, ya que Presidencia repartió invitaciones personales a los dirigentes, pero dejó de lado al secretariado de la central, y aparecieron negociaciones contrarreloj de la Casa Rosada entre el martes y el miércoles para que Fernández esté el viernes por la tarde en el salón Felipe Vallese.

“No tenemos claro en el secretariado qué sucedió. Nosotros recibimos correos de Presidencia de la Nación invitándonos a participar a un acto que se iba a realizar el viernes en nuestra central”, comentó Omar Plaini, secretario general de Canillitas y miembro del Consejo Directivo de la CGT, en declaraciones radiales.

“Nos llamó la atención que el propio secretariado no nos había notificado ya que tenemos las redes y todos los instrumentos para comunicarnos”, precisó Plaini.

En el conteo de la lista de invitados llamó la atención la ausencia de Pablo Moyano, quien se encontraba desde el jueves en Resistencia, Chaco, para “bancar” actividades del gremio camionero local, en su rol de secretario general adjunto a nivel nacional.

Las heridas no sanaron con el correr de las horas y, como anticipa una fuente gremial, habrá pases de factura, con impacto directo en el vínculo de los hombres de la calle Azopardo.