A 15 años del asesinato de José Luis Cabezas, la sombra de Alfredo Yabrán sigue dando vueltas en San Isidro. En Martínez, una de las zonas más exclusivas de esa localidad bonaerense, el dueño del imperio más poderoso del menemismo tenía dos mansiones, que eran un reflejo de la opulencia. Quince años después, para el inconsciente colectivo siguen siendo “las casas de Yabrán”.
La más famosa era la mansión ubicada en Pueyrredón 1501, al lado del Paseo del Aguila, donde él vivía. Hoy está vacía, con claras señales de deterioro y con alguno de los caminos internos cruzados con una faja de peligro. “Acá no viene nadie”, dice el casero, que se acerca con un perro negro con cara de pocos amigos.
“Esto todavía no se vendió, por eso de los temas legales”, explica. Se refiere al embargo que les trabó la familia Cabezas a los herederos de Yabrán.
En su momento, en 2001, la casa fue tasada en 14 millones de dólares. En las garitas que se levantan en cada punta de los paredones ya no hay custodios, por lo que esas imponentes paredes se transformaron en el lugar ideal para los grafitis.
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