El actual ministro de Cultura porteño e integrante del Gabinete de la Alianza, Hernán Lombardi, analizó el polémico rol que ocupó el líder de la UCR Raúl Alfonsín durante el gobierno del radical Fernando de la Rúa. “Tenía un pensamiento autónomo al del Gobierno, pero no tuvo nada que ver con las cabezas que estaban detrás del golpe civil”, sostuvo.
El tema despertó controversias tras la publicación del libro Doce Noches, donde Ceferino Reato recopiló testimonios y documentos de la crisis institucional más grande que sufrió el país tras la vuelta a la democracia. Allí, el autor relató que Alfonsín “se llevaba mucho mejor con el peronista Eduardo Duhalde que con su correligionario Fernando de la Rúa”.
Lombardi lideraba durante esos días la secretaría de Turismo de la Nación. Como integrante del Gabinete fue un testigo privilegiado de distintos momentos cúlmine que quedaron en la historia argentina, pero también del vínculo De la Rúa-Alfonsín, sobre el que poco se habló.
Consultado por Perfil.com, el funcionario aclaró que “hay que analizar esta relación en función de los vínculos entre gobiernos y partidos gobernantes, porque en este caso el presidente llegó al cargo con liderazgo social pero no partidario”.
En ese sentido, Lombardi comparó la situación con anteriores experiencias de radicales en el poder: “Yo creo que de las dos gestiones anteriores, la de (Arturo) Illia en el ‘63 y Alfonsín en el ‘83, la relación de partido y gobierno durante De la Rúa fue más parecida a la primera, porque en ese momento el líder del partido era Balbín y tenía disidencias”.
“Alfonsín había logrado construir liderazgo social y partidario, porque se introdujo la figura del presidente nato, esto significaba que quien era presidente era a su vez el líder del partido”, siguió. “Hoy vemos algo parecido, (Julio) Cobos tiene más liderazgo social y (Ernesto) Sanz tiene liderazgo partidario”, ejemplificó.
Sin embargo, Lombardi descartó que haya habido un “punto de giro” en la relación entre el líder de la UCR y el presidente de la Nación. “Fue siempre estable, desde el comienzo había diferencias en materia económica que eran importantes. La Alianza asumió con la premisa de que había que mantener la convertibilidad. Alfonsín pensaba lo contrario”, dijo.
En diálogo telefónico con Perfil.com, Lombardi recordó que el golpe de gracia a De la Rúa se lo dio un llamado del jefe de bloque del radicalismo en el senado, Marcelo Maestro, cuando le retiró el apoyo parlamentario. “El presidente tenía una mirada totalmente institucionalista, independientemente de lo que pasaba en la calle, sin votos en el Congreso no podía aprobar la ley de presupuesto, por eso decidió irse”, explicó.
¿Maestro habrá respondido entonces al líder de su partido, Raúl Alfonsín, para dejar sin apoyo legislativo al Presidente y empujarlo a la renuncia? Nadie lo sabe con exactitud. “Alfonsín fue una persona de consulta para el Gobierno, a veces se le hacía caso y a veces no, porque tenía un pensamiento totalmente autónomo, pero no tuvo nada que ver con las cabezas que estaban detrás del golpe civil”, concluyó.