La historia argentina está plagada de historias de actores que criticaron gobiernos y sufrieron represalias por eso. Desde la primer presidencia de Juan Domingo Perón, donde se censuró artistas de la talla de Atahualpa Yupanqui, pasando por las amenazas de la Revolución Libertadora, la Triple A y la última dictadura del siglo. Ya con el retorno de la democracia, la ira cayó con menos peso pero ninguno de los Kirchner se sintió cómodo con la crítica de ámbitos ligados a la cultura nacional.
Osvaldo Pugliese, durante el primer gobierno de Perón, por su pertenencia al Partido Comunista, fue perseguido, censurado y encarcelado por el militar. Similar suerte siguió el folklorista Atahualpa Yupanqui, genio musical y militante izquierdista durante los '40. Fue encarcelado varias veces y finalmente se exilió en 1949. Hasta sufrió torturas en su mano derecha para no tocar la guitarra. Nunca supieron que era zurdo para agarrar el instrumento. Libertad Lamarque mantuvo una mala relación con Eva Perón y se fue a México en 1946. Por su parte, Jorge Luis Borges sufrió la censura, aunque se quedó en la Argentina.
La Revolución Libertadora no se quedó atrás. Nelly Omar, declarada peronista tuvo que pagar el precio de su fanatismo: 17 años de silencio. Antonio Tormo, creador del popular "En el rancho 'e la Cambicha" fue prohibido en 1955.
El regreso de Perón sumado al accionar de la Triple A y la posterior llegada de la dictadura de Jorge Rafael Videla fue un cóctel explosivo para los artistas. Artistas como Luis Brandoni, Nacha Guevara y Norma Briski fueron apretados por sus posiciones políticas. La censura de la dictadura luego apuntó a un extenso arco: desde emblemáticos roqueros como Luis Alberto Spinetta, Charly García o León Gieco, hasta folcloristas politizados como Horacio Guaraní, Ariel Ramírez o César Isella. "Me gusta ese tajo" de Spinetta, "Viernes 3AM" de García o "Canción de amor para Francisca" y "Tema de los Mosquitos" de Gieco, integran la larga nómina. Resultan más llamativas la prohibición de los melódicos y despolitizados Sandro, Cacho Castaña y Palito Ortega.
El kirchnerismo tuvo sus idas y vueltas con los artistas. Elogió y premió a muchos de ellos, pero miró con malos ojos a quienes lo criticaron. El director de cine Juan José Campanella se despachó en Twitter: "No es TODO el modelo, pero el insulto y ataque sistemático al que opina distinto es parte importante de él. Háganse cargo"
Fabian Gianola fue otro de los que criticó al gobierno por la censura: "Digo lo que pienso, lo que siento. Me parece que la base democrática es poder opinar y que no te pongan en penitencia por pensar distinto". En diálogo con Cadena 3, recordó que el productor oficialista Diego Gvirtz lo "despidió" y añadió: "Antes era un programa independiente y ahora es oficialista. Si Gvirtz tiene la decisión ideológica de apoyar al Gobierno está bien, que lo haga".
Mirtha Legrand fue de las más acérrimas críticas de la gestión kirchnerista. "Cristina es una actriz de verdad", llegó a decir. Durante sus almuerzos, fustigó al matrimonio presidencial. Susana Giménez siguió ese camino, al igual que Adrián Suar.
Del otro lado, Fito Paez no dudó en afirmar en la contratapa de Página/12 "Me da asco la mitad de Buenos Aires" en referencia a los que votaron por Mauricio Macri para una nueva gestión al frente del Gobierno de la Ciudad. El 2013 comenzó con la pelea entre Ricardo Darín y Cristina. No faltará un nuevo capítulo.