En mayo de 2022 el Gobierno presentó la serie de billetes “Heroínas y héroes de la Patria”, que saldría en noviembre de ese año. Pero el primero de ellos, de mil pesos, empezó a circular en este mes, cuando, según economistas consultados por PERFIL, ya perdió la mitad de su valor.
Y si el dinero se deprecia, el costo para imprimir los billetes crece: puede llegar hasta los 110 dólares por millar.
Más de un año después, el de mil, con la imagen de San Martín, es el único billete de la serie en circulación.
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Fuentes del Banco Central aseguran que no tienen información sobre cuándo o dónde se imprimirán los billetes de 500, 200 y 100, que tendrán las figuras de María Remedios del Valle y Manuel Belgrano, Martín Miguel de Güemes y Juana Azurduy, y María Eva Duarte de Perón.
En la página web de Casa de Moneda hay llamados a licitación para comprar insumos para imprimir billetes de mil y de dos mil pesos, pero todavía no hay noticias del resto. Antes de ver la luz, los héroes se devalúan. Con $ 100 se podrían comprar entre cinco y diez caramelos masticables. Con $ 200, un alfajor de los más económicos; y con el billete de $ 500, un kilo de papas.
El resultado es que “se vuelca al mercado una mayor cantidad de dinero”, explica a PERFIL Camilo Tiscornia, director de la consultora C&T.
Si bien “es lo mismo, desde el punto de vista monetario, emitir diez billetes de mil pesos que uno de $ 10 mil”, ya que en ambos casos se pone en circulación igual cantidad de dinero, “desde el punto de vista logístico, de transporte de caudales, de espacio en los cajeros automáticos y de practicidad para hacer transacciones es completamente distinto”, aclara.
Por otro lado, sería más barato tener un billete de $ 10 mil que diez de mil, porque “el Estado, emitiendo este billete, no estaría pagando el costo de diez papeles”, afirmó.
Según el Banco Central, el costo de impresión varía entre US$ 80 y US$ 110 cada mil billetes.
Por lo tanto, a valor oficial, cada billete costaría $ 30 y, a valor “blue”, cerca de $ 60, más de la mitad de uno de $ 100.
El costo, aseguraron desde la entidad, depende de varios factores, como “la disponibilidad global de elementos básicos como papel, cintas de seguridad, tintas y el tiempo de impresión”. También, agregaron, “la cantidad de normas de seguridad y el diseño”.
Más allá del costo y del valor de los billetes, “la cantidad de dinero que está volcando el Gobierno a la economía explica muchos de los problemas que tenemos: el dólar subiendo y la inflación muy alta”, concluye Tiscornia. El economista Salvador Vitelli opina que la impresión de nuevos diseños significa gastar tiempo y energía en cuestiones “que para nada están en la agenda de los argentinos”.
Además, “puede ser más costoso por el hecho de que hay que hacer moldes nuevos, todo un sistema de impresión nuevo”, aunque aclara que “más allá de eso se iban a imprimir igual”.
El impacto de esta emisión es lo importante. “Hoy, por el régimen de nominalidad actual y la ausencia de anclas con un plan consistente, cada peso que imprimas se va a precios”, sintetiza.
La cantidad de billetes a imprimir no solamente afecta los costos para el Gobierno, sino también para las pequeñas empresas, “que muchas veces tienen que contratar camiones blindados, no por el valor, sino por el volumen de billetes”, asegura a PERFIL Fabián Xavier Castillo, presidente de la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (Fecoba).
“Nosotros venimos hace rato insistiendo tanto al Banco Central como al Gobierno con la necesidad de imprimir billetes de mayor denominación”, agrega Castillo.
“Cambiarle el diseño al billete no es la cuestión en un momento como el que estamos viviendo”, destaca el representante de Fecoba.
“En la época de la convertibilidad, el billete de mayor denominación era de $ 100, que era equivalente a 100 dólares”, argumenta Tiscornia.
“Hoy ese valor es equivalente a tener un billete de 50 mil pesos. Lejos estamos de eso si acaban de sacar recién el de dos mil”.
