En el camino a la reunificación de la CGT, hay varios dirigentes que juegan el rol de embajadores oficiosos. Liman asperezas, buscan que se dejen atrás viejas peleas y que se allane el camino para que los que dieron el portazo vuelvan a la central obrera. Es un trabajo que requiere paciencia porque son muchos los temas que han dividido al cegetismo: las rivalidades históricas y los recelos acumulados. Su trabajo es, además de paciente, sigiloso.
Son la contracara de los que rompen puentes con declaraciones estruendosas en la prensa, como Pablo Moyano o Luis Barrionuevo, especialistas en hacer detonar el trabajo de los embajadores. Entre estas figuras están Omar Plaini, uno de los que mejor trato tienen con todos los sectores. Fue clave en el acercamiento a la CGT del líder camionero, Hugo Moyano, y también ayudó para que la CTA se decidiera a dar el paso histórico de reconocer el modelo sindical, que repudiaron por más de 25 años, al pedir su reingreso en la central. Cuando hace dos semanas la mesa chica de la CGT se reunió con Moyano, no hubo dudas: “Salí a hablar vos”, le dijeron al dirigente canillita. Los embajadores, muchas veces también deben oficiar como voceros.
Otra figura que tiende puentes es Gerardo Martínez. Como responsable de relaciones internacionales de la central y representante ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT), supo mantener buena relación con todo el arco sindical, las CTA incluidas, y año a año organiza la visita a la sede en Ginebra de todas las centrales. Antes de la unidad que llevó al triunvirato, Martínez junto con Andrés Rodríguez, de UPCN, habían tendido puentes entre la CGT de Antonio Caló y la central Azopardo de Hugo Moyano. No es casualidad que antes, como ahora, el gremio UPCN sea sede habitual de los encuentros en los que se busca reconciliar a dirigentes enfrentados.
Héctor Daer, titular del gremio de Sanidad y cosecretario de la central, hace también de embajador y fue el encargado de tender un puente directo entre los gordos y Moyano, dos sectores que han estado históricamente enfrentados. También había sido, en el camino al triunvirato, una figura gravitante en las gestiones que permitieron unir a las tres CGT.
Menos conocido, pero muy importante en el contexto actual, es el trabajo de Sergio Sasia, titular de la Unión Ferroviaria. El dirigente tendió puentes con gremios industriales como la UOM de Antonio Caló para formar la corriente Sindicatos en Marcha para la Unidad Nacional (Semun). También multiplicó reuniones con diversos sectores políticos y sindicales, para ayudar a la unidad de la CGT. Con Caló, se reintegraron a la mesa chica de conducción y formaron parte de las instancias en que se decidió avanzar con un acercamiento entre los sectores que se habían distanciado en la era macrista.
Ese sector había nacido por las tensiones al interior del MASA, Movimiento Argentino de Acción Sindical, porque Omar Viviani, el líder de los taxistas, había decidido jugar en la elección con Juan Manuel Urtubey. Esa decisión motivó el distanciamiento de Sasia y Guillermo Moser, de Luz y Fuerza, quienes decidieron formar una nueva agrupación. Ayer, el MASA oficializó, por medio de un solicitada, que se sumaba a la campaña de Alberto Fernández, distanciándose del “lavagnismo sindical”, donde quedó en soledad Luis Barrionuevo. Viviani y Sasia participaron este miércoles de una cumbre por la unidad organizada en UPCN, donde se selló la alianza entre los gordos, el transporte y el sector de la energía para que se sumen a una CGT reunificada.