Con una cumbre de 12 mandatarios provinciales en Corrientes, el Gobierno buscó ayer demostrar que no se rendirá ni tirará la toalla antes de las elecciones de octubre, pese a los augurios de una derrota en varias provincias que pronostican los encuestadores, y ante el pase de dirigentes a las filas opositoras.
Para resurgir del desastre, la Casa Rosada eligió recostarse, otra vez, en el PJ. Un escenario con imágenes de Juan Perón, Evita, Néstor y Cristina Kirchner (y muchos escudos peronistas), en el Regimiento de Infantería de la capital correntina, fue el lugar por el que desfilaron los mandatarios para respaldar el proyecto “nac & pop” y ratificar el liderazgo de CFK.
El pretexto del cónclave, promovido por la mandataria, fue apuntalar la candidatura a gobernador de Carlos “Camau” Espínola, un ex medallista olímpico que competirá el 15 de septiembre por la Gobernación en un distrito adverso al kirchnerismo. Pero la realidad es que la reunión buscó mostrar fortaleza frente al peronismo, y formó parte de una reacción en cadena del Gobierno tras el fracaso de las primarias.
La primera de ellas fue un duro discurso de la jefa de Estado en Tecnópolis, en el que no reconoció la derrota y que le sirvió –o al menos eso intentó– para conservar el núcleo duro de los votos. La segunda tuvo que ver con el anuncio de una rebaja en el mínimo no imponible para el pago del impuesto a las ganancias, una herramienta para captar votos de la clase media.
La tercera fue el regreso de un funcionario oficialista (Ricardo Echegaray, de la AFIP) a los estudios de TN después de años, algo impensado en medio de la batalla entre el Gobierno y el Grupo Clarín. Esa visita fue simbólica, y también una demostración de apertura al electorado.
La cuarta, ayer, fue de corte netamente político: agrupar a los gobernadores, incluso a aquellos que quedaron heridos por derrotas en sus distritos, para avisarle a la oposición que no sacarán por la ventana la bandera blanca.
El encuentro fue organizado por el Instituto Gestar, que preside el sanjuanino José Luis Gioja. Los candidatos del mandatario perdieron en las primarias a manos del frente Compromiso Federal, el sello de los hermanos Rodríguez Saá.
También estaba Daniel Scioli, responsable, en parte, de la derrota de Martín Insaurralde en la provincia de Buenos Aires. Otro presente fue el jujeño Eduardo Fellner, que en su provincia tuvo un triunfo muy ajustado. Y Martín Buzzi, de Chubut, que recibió una paliza a manos de su mentor político, Mario Das Neves.
La lista se completa con el chaqueño Jorge Capitanich, el entrerriano Sergio Urribarri, el formoseño Gildo Insfrán, el tucumano José Alperovich, el misionero Maurice Closs, el riojano Luis Beder Herrera y el salteño Juan Manuel Urtubey. Además dieron el presente el director de la Anses, Diego Bossio, el ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, y el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez. La única señal de transversalidad fue la asistencia de Eduardo “Wado” de Pedro, integrante de La Cámpora.
“La columna vertebral de este proyecto es el Justicialismo de Perón y Evita”, dijo Gioja.
Aunque Scioli buscó apoderarse del encuentro por anticipado, convocando al Consejo Nacional del PJ, sus pares le pusieron un freno. Le dijeron que no a esa convocatoria, y Scioli fue uno más en el cónclave.
Una postal muy diferente del encuentro anterior de Gestar, en apoyo a Insaurralde, donde el mandatario provincial fue el protagonista estrella. Claro, era antes de las primarias y el oficialismo necesitaba la imagen de Scioli para sacar a flote al candidato. Sin embargo, la lectura que hicieron algunos de los que concurrieron ayer es que, si bien el gobernador bonaerense tiene protagonismo en la campaña, no es “ungido” como el sucesor por la Presidenta.
Gioja y Bossio redactaron el documento de cierre antes del encuentro, aunque fue leído y consentido por el resto de los mandatarios previo a la difusión. Se trata de dos carillas en las que defienden la “década ganada”, asumen su identidad peronista y cuestionan la decisión del fallo judicial estadounidense a favor de los fondos buitre.
Aunque estaba previsto para las 18, el acto empezó una hora y media más tarde, porque debatieron en un hotel hasta último momento quiénes serían los oradores y quién el encargado del cierre. Lo clausuró Gioja, en el mismo atril que había usado Néstor Kirchner en 2010 cuando inauguró Gestar.
Los otros que hablaron antes fueron Espínola, Urribarri, Scioli y Abal Medina. Tejieron, con sus discursos, la unificación del peronismo con la mira puesta en las elecciones de octubre, para llevar al kirchnerismo a una mejor elección.
La Presidenta, Yrigoyen y Alvear
A los últimos interlocutores que vio les dijo lo mismo. Que tomará más medidas económicas después de las elecciones de octubre y que planea cambios en el gabinete. La idea de Cristina Kirchner es quedar en la historia como la “hacedora”.
Gastará los recursos que tiene en hacer obras públicas de envergadura y adoptar políticas “transgresoras”, pero apostará a que si hay que hacer un ajuste en la economía lo haga el nuevo gobierno que tome las riendas en 2015.
Eso, en la teoría del kirchnerismo, le permitiría volver triunfal después de cuatro años. Lo llaman la “alvearización” del Gobierno. Hipólito Yrigoyen sabía que la gente no soportaría dos mandatos seguidos suyos entonces eligió a una figura conservadora, como la de Marcelo T. de Alvear, para que lo sucediera en el cargo. Regresó al término del mandato de su correligionario. Recuerdan, también, que Néstor Kirchner prefirió que lo sucediera su esposa antes que ir por la reelección, con el mismo argumento: que los argentinos no están preparados para soportar dos mandatos de un mismo presidente.
En el tren de tomar decisiones favorables a la clase media, CFK elevó el mínimo no imponible de Ganancias. Era una medida resistida por la jefa de Estado y una anécdota lo demuestra: en una reunión reservada con intendentes del Conurbano, antes de las primarias, recibió el reclamo de disminuir el peso del impuesto a las ganancias. Se negó por el costo fiscal. Lo hizo después de las primarias de agosto, cuando los opositores ponían el tema en agenda.