“Vengan ambos. Estamos con problemas de credibilidad”.
Eran las dos de la mañana y las negociaciones por el Presupuesto 2019 seguían: había que convencer a Gustavo Saadi (Catamarca). En tono de broma, Nicolás Massot, jefe del bloque del PRO, envió un mensaje a un grupo reducido de Whatsapp para que el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y el viceministro político del Interior, Sebastián García de Luca, regresaran al Congreso. Junto a Emilio Monzó, el titular de Diputados, los cuatro se transformaron en los “jinetes políticos” de la ardua sesión en la cual el oficialismo logró aprobar la ley de leyes, y llevó una buena noticia a Mauricio Macri, tras meses de crisis.
El grupo (que alguna vez supo ser “los orcos” pero hoy mutó en un animal) venía trabajando, desde mitad año, con reuniones bilaterales con peronistas de todo tipo para intentar aprobar el Presupuesto con un consenso lo más amplio posible. “Es la victoria de la política, sirve hacer política”, afirmaba uno de ellos tras la sanción. La lectura oficialista supone que, en un pésimo momento en la imagen presidencial, con la economía en recesión y el FMI como telón de fondo, los cuatro jinetes lograron el apoyo de once gobernadores que aportaron 27 votos decisivos. Es más: tres mandatarios provinciales antimacristas (el puntano Rodríguez Sáa, el tucumano Manzur y el pampeano Verna) aportaron sus diputados para el quórum y otros se abstuvieron. Semanas atrás, en la Casa Rosada había resignación: solo suplicaban que el PJ se abstenga y que se apruebe el Presupuesto con los votos oficialistas.
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De esto hablaron los cuatro jinetes políticos en un almuerzo en la planta baja en la oficina de Migraciones, donde Horacio “Toto” García, el director del área, juega de local. Entre asado, ensaladas, agua y vino tinto, tuvieron su momento de distensión tras la ardua jornada en el Parlamento. Frigerio aprovechó para felicitar al equipo de Interior, que se presentó en pleno: desde los secretarios de Vivienda (Iván Kerr), Alejandro Caldarelli (Provincias) o el de Asuntos Municipales (Lucas Delfino) hasta el vocero Sebastián Fernández Spedale y Mauricio Colello, su virtual jefe de Gabinete.
Además, hablaron del estado de situación de cara al tratamiento en el Senado. “Esperamos tenerlo sancionado el 14 de noviembre, antes del G20”, coincidieron Monzó y Frigerio.
El Presupuesto fue una bisagra para los cuatro jinetes políticos. Esa noche, Frigerio fue un “renunciador serial”: amenazaba con irse de la planta baja de la Casa Rosada si el acuerdo al que arribaba con cada diputado no se cumplía. “No te vamos a cagar, pongo mi renuncia a disposición si eso pasa”, fue repitiendo ante riojanos, incluido el gobernador Sergio Casas, los sanjuaninos, entrerrianos y catamarqueños, entre otros. Once gobernadores que aportaron 27 votos fueron decisivos para la sanción, cerca de las seis de la mañana. Los diálogos privados se daban, con la sesión en marcha, entre el primer piso de la Cámara baja, en la inmensa oficina que tiene Monzó, y el tercer piso, en el despacho de Massot.
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Sorprendió el mediático Alfredo Olmedo (Salta), quien participa del interbloque oficialista, pero, con escasos argumentos técnicos, se negó a acompañar el Presupuesto 2019. Quedó votando con el kirchnerismo, el massismo y la izquierda.
Sin dormir, Frigerio estuvo el jueves por la mañana en la reunión de gabinete. Macri lo felicitó pero expresó dudas sobre el Presupuesto que le surgieron luego de escuchar críticas de Marcelo Longobardi. El Presidente había dormido sin problemas, estaba confiado en aprobar el Presupuesto. Sus jinetes políticos no: tuvieron que cabalgar para sancionarlo.
