Los Movimientos Populares presentarán este miércoles 15 de octubre en Roma el V Encuentro Mundial (EMMP), un espacio que reunirá a más de 130 representantes de organizaciones sociales de base de los cinco continentes. La conferencia de prensa tendrá lugar a las 12:00 h (hora local, 7:00 h en Argentina) en la Sala Stampa de la Santa Sede, y podrá seguirse en vivo por el canal de YouTube de Vatican News.
El encuentro se desarrollará del 21 al 26 de octubre en Spin Time Labs, un edificio recuperado que hoy alberga a más de 400 personas de 27 países y se ha convertido en un símbolo de la lucha por el derecho a la vivienda. Durante las jornadas, los movimientos debatirán sobre los desafíos globales vinculados a la guerra, la devastación ambiental y la desigualdad económica. “Vivimos una etapa histórica marcada por la guerra, la devastación ambiental y la indiferencia que amenaza la esperanza misma”, expresó Don Mattia Ferrari, coordinador del EMMP.

El momento central del encuentro será el jueves 23 de octubre a las 16:00 h (Roma), cuando los delegados sean recibidos por el Papa León XIV en el Aula Pablo VI del Vaticano, marcando el inicio de una nueva etapa en el diálogo entre la Iglesia y las organizaciones populares.
Desde su creación en 2014 bajo el impulso del Papa Francisco, los Encuentros Mundiales de los Movimientos Populares se consolidaron como un espacio de diálogo para la defensa de los derechos de Tierra, Techo y Trabajo. En esta edición —la primera sin la presencia física de Francisco— los participantes buscarán profundizar su legado y renovar su compromiso con las causas sociales.
“En este escenario global tan complejo para toda la humanidad, los movimientos populares tenemos el deber de seguir organizándonos para defender derechos sagrados y universales”, afirmó Alejandro Gramajo, miembro del comité político del EMMP y secretario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) en Argentina.
El encuentro concluirá con una peregrinación jubilar los días 25 y 26 de octubre, en el marco del Año Santo, como gesto simbólico de unidad y esperanza.
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