Tras casi cuatro horas de nerviosas negociaciones en el Ministerio de Trabajo, los pilotos de Aerolìneas Argentinas y Austral levantaron la medida de fuerza por 48 horas que habían anunciado para este fin de semana. “Esta es una prueba de buena voluntad que estamos haciendo los trabajadores, hemos suspendido la medida de fuerza de este fin de semana”, dijo Pablo Biró, el titular de la Asociaciòn de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) al salir poco antes de las 22 de Trabajo con funcionarios y directivos de la empresa Aerolíneas Argentinas.
Lucas Fernández Aparicio, titular de la cartera, se encargó de acercar posiciones y Biró destacó que consiguieron que “la empresa se moviera del cero de oferta”, en el marco de contactos que seguirán el próximo lunes, aunque ya sin la espada de Damócles que significaba el seguro caos de un fin de semana sin aviones.
“Inicialmente se suspende el paro, porque se está trabajando en un acuerdo. Es una vergüenza lo que tuvimos que vivir con el presidente de Aerolíneas Argentinas, que se dedicó a agraviarnos, pero la intervención de Trabajo hizo que pudiéramos avanzar”, agregó Biró, indicando que “esto les muestra a los que hacen politica con nuestra línea de bandera que los pilotos somos serios y predecibles”.
Los sindicatos de Aerolíneas y Austral, APLA y UALA, respectivamente, mantuvieron dos reuniones con los representantes de la empresa en Trabajo, a horas de la entrada en vigor del paro por 48 horas convocado por la situación paritaria y contra la política aerocomercial del Gobierno. Biró, titular de APLA, gremio conformado en su casi totalidad por pilotos de la línea de bandera, sostuvo a lo largo del día que negociaría “hasta último momento”. Pero advirtió que la medida de fuerza estaba “ratificada” si no había “una propuesta”.
También intentó esquivar las definiciones políticas, a pesar de que desde el Gobierno y la oposición hay pedidos para que levante el paro, por razones justamente políticas. “No hay nada de político, queremos que nos recompongan los salarios”, insistió antes de entrar en la segunda reunión en Trabajo, pasadas las seis de la tarde, y advirtió que si no había una propuesta de mejora salarial para compensar la inflación de los últimos tres meses, el problema iba a escalar por culpa del Gobierno. Luego, tuvo un pequeño lapsus al olvidar que el cambio de gobierno está previsto para el 10 de diciembre: “No nos pusieron de rodillas en cuatro años, no lo van hacer ahora que faltan veinte días para que se vayan”.
Más temprano, el presidente de Aerolíneas, Luis Malvido, había calificado la medida de fuerza como un “paro K”, dijo que Alberto Fernández hablaba “para la tribuna” cuando pedía que levanten el paro.
Un gremio único, otro foco de resistencia
El pedido de un sindicato único en Aerolíneas Argentinas, que expresó Alberto Fernández la semana pasada al ser consultado por el paro de pilotos, tocó una fibra muy sensible en el gremialismo aeronáutico. En especial, en el sector de pilotos que representa una porción pequeña del total de empleados de la compañía y quedaría fuertemente relegado: APLA representa a un total de 1.800 empleados de la línea de bandera, sobre un total de 12 mil. El principal gremio es el que representa la Asociación de Personal Aeronáutico (APA), con empleados comerciales, de despacho y otros. Pilotos, aeronavegantes y técnicos, cada uno con su representación, tienen haberes mucho más altos. Aunque APLA nació como un gremio de todos los pilotos, pero fue perdiendo los de otras empresas con denuncias de que privilegia a la línea de bandera. UALA fue la primera escisión, en 1985, con los afiliados de Austral y este año hicieron lo propio los cerca de 500 pilotos de Latam. Solo quedan lo de la inactiva Avianca y menos de 70 de Andes, número reducido más aún por despidos recientes.