"¿Cómo puede ser que una organización de derechos humanos como Madres contrate para su seguridad a matones que aprietan gente como en la dictadura?". Quien se lo pregunta es Diosnel Pérez, flamante secretario de Promoción Social de la nueva Junta Vecinal de Villa 20, electa hace tres semanas. Vecino histórico de este barrio y militante del Frente Popular Darío Santillán, Pérez dice en voz alta lo que muchos no se animan.
El jefe de esos “matones” sería Rubén Alberto Brizuela, a quien todos conocen como “Pocho”. De 48 años, es el responsable de la seguridad de Sueños Compartidos, el programa de viviendas populares de las Madres, y preside la Comisión Vecinal del Núcleo Habitacional Transitorio, uno de los dos sectores en que está dividida la Villa 15, en Lugano. Pero su zona de influencia se extiende más allá de Ciudad Oculta, como se la conoce: abarca la Villa 20 y Los Piletones, ubicados alrededor del Parque Indoamericano, y los barrios Piedrabuena y Castañares, al sur de la Ciudad, en el límite con la General Paz. Allí, Madres de Plaza de Mayo tienen varios proyectos de construcción de viviendas.
Brizuela se mueve con un grupo conocido como “los pochos”, quienes -según denuncian- suelen ir armados y “aprietan” a quienes se les oponen. “Él y su gente son tipos pesados. Los vecinos les tienen miedo”, coinciden varios testimonios que recogió NOTICIAS, todos con pedido de reserva de identidad por temor a represalias.
Además de amenazas, este grupo supuestamente liderado por “Pocho” protagonizó golpizas, ataques con armas de fuego y maltrato laboral en los obradores de las Madres. “Actúa como un patrón que contrata gente para seguridad, a la que le paga 1.800 pesos por mes. Todo es plata que sale de Madres”, afirma Pérez.
El vínculo de “Pocho” con Sergio Schoklender, ex apoderado de Madres, se gestó en el 2007, luego de haberse enfrentado por un conflicto en el barrio. Pero no pasó mucho tiempo hasta que acordaron. Schoklender
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