En la misma semana que se reveló el nexo entre la financiera SGI y Energía Argentina SA (ENARSA), el presidente de esa empresa estatal renunció a su cargo. Exequiel Espinosa dimitió en el organismo que maneja los fondos multimillonarios para importar combustibles, en medio de una interna con la agrupación La Cámpora y luego de una larga gestión marcada por algunos escándalos.
Este ex funcionario era el primer titular de la firma, creada por kirchnerismo para producir petróleo en áreas nuevas, cuando el Gobierno ni siquiera pensaba en estatizar YPF. Luego de ocho años, el Ministerio de Planificación Federal anunció ayer que el ingeniero “presentó la renuncia indeclinable a su cargo, por motivos personales”.
En realidad, tomó la decisión después de conocerse que allí había trabajado uno de los directivos de SGI, la financiera conocida como “la Rosadita” y acusada de lavar millones de euros para el empresario kirchnerista Lázaro Báez. Se trata del contador Jorge Norberto Cerrota, director titular de la supuesta “cueva” a partir de julio del 2011, justo en el tiempo que ya había desembarcado un grupo de gente vinculada a Báez.
El problema es que –al mismo tiempo– se desempeñaba como “jefe de administración” de Enarsa y en la práctica se encargaba de coordinar las tareas de todos los contadores de la empresa estatal. En momentos en que aparecieron las primeras revelaciones del “Lázarogate”, Cerrota se retiró del organismo.
Hombre cercano al ministro Julio De Vido, en los últimos tiempos Espinosa venía librando una dura batalla con el viceministro de Economía Axel Kiciloff, uno de los referentes de La Cámpora. El pico de mayor tensión se registró hace dos semanas, por una pelea por los fondos para la importación de gas boliviano y LNG. Por eso, no faltan las versiones que aluden a esta interna como principal motivo de su renuncia.
La conexión con SGI no es el primer bochorno público que debió afrontar. En agosto del año 2007, se conoció que Enarsa había alquilado el avión que transportó al venezolano Antonini Wilson, junto con su valija cargada con 800 mil dólares. Espinosa fue uno de los pasajeros. En enero del 2008, PERFIL reveló que el presidente de la compañía estatal era –al mismo tiempo– empleado de la petrolera privada Oil M&S, propiedad de otro empresario kirchnerista: Cristóbal López. Y como si fuera poco, esa firma se había presentado a una licitación de Enarsa. Ninguno de esos dos escándalos anteriores logró moverlo de su puesto, pero la tercera fue la vencida