Luego de la feria judicial, toda la Justicia vuelve a poner los engranajes en movimiento. Y la Corte reinicia sus actividades con renovadas críticas al Gobierno, luego de un enero plagado de denuncias y acusaciones desde la Rosada contra jueces, especialmente destinadas a María José Sarmiento, la "jueza delivery" que frenó el uso de reservas y la remoción de Redrado.
En 2009, los conflictos entre la Corte y los Kirchner crecieron tras la derrota del Frente para la Victoria en las elecciones legislativas. Y parace que el 2010 pinta parecido. El ministro de la Corte Suprema de Justicia Carlos Fayt salió al cruce de las acusaciones del Gobierno contra los jueces, al aseverar que la Justicia "no es un partido político": "Yo no estoy en ninguna conspiración", sentenció, quien preguntó si las denuncias de la Casa Rosada sobre los jueces no eran "una cosa descabellada, sin sentido, injuriosa para toda la Justicia".
En relación a la denuncia de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y de varios ministros sobre la existencia de un "partido judicial", Fayt aseveró: "Yo estoy en la Justicia que es un poder del Estado, y por supuesto no es un partido político".
Recordó que militó en el Partido Socialista cuando tenía 18 años y que incluso fue candidato a gobernador, pero aclaró que en 1958 renunció "definitivamente a la política partidaria".
Y retomando las denuncias de la Casa Rosada, el juez de la Corte sostuvo: "Yo por lo pronto no estoy en ninguna conspiración. Quiero saber qué piensan, si eso es una cosa descabellada, sin sentido, injuriosa para toda la Justicia ¿o no? Ustedes tienen que esclarecer la opinión pública". Tras lanzar esa pregunta a los periodistas que lo abordaron en la puerta de su domicilio, Fayt les aseguró que "tienen una función importante, son los ojos y los oídos de la gente".
Interna desatada. En 2009, la Corte se pronunció en varios temas sensibles para el kirchnerismo: falla a favor de la libertad sindical, poniendo en jaque a la CGT, no aceptó revisar la fusión de Cablevisión y Multicanal, y restituyó al procurador general de Santa Cruz echado por Kirchner, Eduardo Sosa.
La relación se volvió más ríspida a raíz de la decisión del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, ex ministro de Justicia, de desoír una órden judicial en el conflicto sindical de los aeronavegantes. Ello le valió las críticas de Cármen Argibay, quien le dijo: "Aníbal estás desbordado, sos un elefante en un bazar".
Luego, en otro gesto de libertad del Poder Ejecutivo, la Corte echó al jefe de peritos contables, Alfredo Peralta, quien fue el encargado de auditar las polémicas declaraciones juradas patrimoniales del matrimonio presidencial, sobreseído por el Juez Oyarbide.
La relación entre el Gobierno y la Corte parece atraviesa una etapa clave, cuyo futuro se develará con el correr de los fallos.
